Vivir es un continuo acto de confianza.

FE

  1. Fe - confianza.

        Habitualmente la homilía (conversación) versa sobre el Evangelio y así tiene que ser. Pero todos los textos del Nuevo Testamento (de la Biblia) son Palabra, expresión de Dios. Por eso hoy la homilía ´la centro en el pasaje de la carta a los Hebreos que, aunque no es de la pluma de San Pablo, sí recoge su tradición, su modo de pensar.

El texto que hemos escuchado hoy, es un canto a la fe, y pertenece a la más genuina tradición de San Pablo: el justo vive por la fe, (Rom 1,17).

Esta actitud de creyente, de fe, aparece hoy siete veces en el texto que hemos escuchado

  1. La fe como confianza y la fe como contenido.

        La fe tiene como dos vertientes:

        +      la fe con la que creo (fides qua)

        +      la fe en la que creo (fides quae).

La fe con la que creo: mi confianza en Dios

        Inicialmente la fe es poner nuestra confianza en Dios, me fío de Dios, confío en Dios. Podemos decir que tengo confianza en Dios, soy amigo de Dios, Es la fe fiducial, de confianza: es aquello que dice la tradición de San Pablo: sé de quién me he fiado. (2Tim 1,12). Es la fe con la que creo.

        En este sentido, por ejemplo un protestante luterano o un ortodoxo creen en JesuCristo con la misma confianza que nosotros católicos, si no más.

La fe en la que creo

        La fe tiene un contenido: creo en Dios, en JesuCristo, podríamos poner el  Credo entero…

        En este sentido podemos tener algunas diferencias en la fe de un evangélico, un ortodoxo, un anglicano  y nosotros, católicos.

        Pero la fe no es meramente una doctrina, unos dogmas, una ideología. La fe es la confianza que yo pongo en Dios. Creer es confiar.

        Pensemos y recapacitemos un poco si confiamos en Dios o, más bien, le tenemos miedo. ¿A Dios hay que tenerle calmado? ¿Dios no es de fiar?

  1. Vivir es un acto de confianza continuo.

        Inicialmente vivir en la fe, -el justo vive por la fe-, es vivir serenamente en una actitud de confianza en la vida, en la familia, en las personas con las que convivimos, con las que trabajamos, confiar en las instituciones, confiar en Dios.

  • o Es sensato y bueno que la pareja confíe uno en el otro, que los hijos confíen en sus padres, los hermanos entre sí.

Los padres confían sus hijos a un colegio, a unos maestros que, se supone, tienen algunos criterios sanos. Confiamos en el médico que nos atiende. Es más que razonable confiar en los amigos. Confiamos en el sacerdote. Es razonable confiar en quien conduce el autobús o el avión. Confiamos en que los alimentos, los medicamentos son y están buenos. Vivir es un continuo acto de confianza.

  • o Por otra parte confiamos en el testimonio que se nos ha transmitido: testimonios y tradiciones familiares, históricas, políticas, festivas, culturales. Por principio no dudo, sino que acepto de buen grado, serenamente la sabiduría que me han transmitido mis padres, la tradición eclesial en la que he nacido y vivo, la tradición popular de mis raíces.
  1. no es lo mismo fe (confianza) que doctrina o dogma

Las afirmaciones religiosas dogmáticas son siempre limitadas, porque son humanas y hemos de confiar, creer no en la materialidad de las palabras sino en lo que estas quieren decir.

¿Dios creó el mundo en siete días? ¿El hombre es realmente de barro? ¿El Éxodo fue como el desembarco de Normandía? ¿JesuCristo se puso en pie como un robot la mañana de Pascua? ¿María fue asunta a los cielos en cuerpo y alma?

A veces buscamos seguridad “matemática” en las palabras dogmáticas, pero más bien hemos de confiar en lo que significan

        Porque no es lo mismo confianza que seguridad. La confianza -la fe- es una actitud en la vida que construye personas amablemente, con sentido. La confianza es una actitud interior, ¿una virtud? que descansa en Dios

  1. No temas, pequeño rebaño.

        La primera afirmación del evangelio de hoy es: no temáis. “No temas pequeño rebaño”. ¡Cuántas veces repite Jesús esta actitud!

        El fundamento de la religión es el miedo. La religión es el esfuerzo titánico (imposible, por otra parte) para controlar y dominar a Dios.     El fundamento del cristianismo es la confianza, el amor de Dios, la bondad. No temáis, no perdáis la calma, confiad… El cristiano confía, se fía de Dios, de JesuCristo.

        La persona religiosa cumple con lo que la religión le manda. El cristiano confía en el Dios y Padre de nuestro Señor JesuCristo.

        Cuando uno confía, se fía de JesuCristo, principalmente en las cuestiones y situaciones límite halla una paz profunda en su alma, descansa. Me pase lo que me pase, que no me pase sin Ti, Señor.

¿No habéis experimentado en vuestra alma esa honda paz interior?

        En la vida nos puede pasar de todo. Nos van a pasar muchas cosas y vivencias: problemas, crisis, infidelidades, pecado, sufrimientos, enfermedades, muerte. No temas, pequeño rebaño.

        Podríamos terminar la Palabra de hoy con aquella oración de Teilhard de Chardin: cuando tengas y sientas en tu interior angustia, tristezas, culpabilidad, miedos en la vida y en la muerte: Adora y confía.

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