"La gran trampa en la que hemos caído es pensar que del dinero viene la felicidad" El dinero nunca cumple lo que promete
"Alguien se enriquece vilmente con la fabricación y el tráfico de armas, drones y tanques que matan personas inocentes. Alguien se enriquece con el hambre de tantas personas tanto en Gaza como en el mundo"
"La cuestión en la vida no es ser rico, sino ser feliz. Dios nos libre de pensar que la riqueza proporciona felicidad"
- “El dios dinero”
Los humanos tenemos siempre la tentación y el peligro de adorar el dinero, la riqueza.
Ya en tiempos del “mítico” Éxodo allá por el siglo XIII a.C. las tribus hebreas adoraron el becerro de oro. El profeta Amós, (siglo VIII a.C.) denuncia que exprimís al pobre y despojáis a los débiles con engaños y trampas. Jesús expulsará a los vendedores del Templo porque lo han convertido en una cueva comerciantes ladrones.
Hoy en día -y creo que siempre- el “gran dios” del mundo es el dinero. El que manda realmente es el dinero. Quevedo lo refleja bien:
Madre, yo al oro me humillo,él es mi amante y mi amado,pues de puro enamoradode continuo anda amarillo.Que pues doblón o sencillohace todo cuanto quiero,poderoso caballero es don Dinero.
Francisco Quevedo (1580-1645)
Y el dinero, el amor al dinero hace mucho daño en en la vida, en las familias, en la sociedad.
Se dan situaciones en la que hacen cierto aquello que decía el escritor latino, Plauto, en el siglo III a.C. “El hombre es un lobo para el hombre” (“Homo homini lupus”). Pensemos en las situaciones bélicas que estamos conociendo, pensemos en los racismos, en los enfrentamientos étnicos, en el hambre que fomentan los poderes de este mundo, etc. El hombre es un lobo para el hombre… (Claro que también puede ser un hermano)
Y se podría decir que no hemos avanzado nada en este asunto. Si acaso, hemos ido a peor porque ahora hay más medios, más trampas, más herramientas, más ciencia para la opresión, para la injusticia y el fraude, para la muerte. Basta ser conscientes y ver un telediario para darse cuenta de ello.
La denuncia del profeta Amós es de hace dos milenios, pero en el mundo actual sigue ocurriendo lo mismo que en su tiempo.
Alguien se enriquece vilmente con la fabricación y el tráfico de armas, drones y tanques que matan personas inocentes. Alguien se enriquece con el hambre de tantas personas tanto en Gaza como en el mundo.
Sin embargo, nuestro Dios es un Dios de los pobres. Es el defensor de los que no tienen defensa; es el Padre de los que son marginados y excluidos, es el valedor de los que son rechazados.
El Señor ama a todos sus hijos, pero no soporta al que se aprovecha del pobre, al que le hace sufrir, al que comete contra él una injusticia.
- No podéis servir a Dios y al dinero.
La afirmación final del texto evangélico de hoy es tajante: no podéis servir a Dios y al dinero. No podemos decir que creemos en Dios y ordenar nuestras vidas desde el dinero. Y no lo podemos decir porque el dinero esté permitido o prohibido (ley), sino porque seremos personas muy diferentes si vivimos desde Dios o desde el dinero.
En el fondo es un problema de fe. El dinero no cree ni en Dios ni en el ser humano. Creer en Dios y en el ser humano cambiaría muchas situaciones en la vida personal, en la sociedad, en la convivencia.
De las legislaciones y esquemas humanos brota lo que brota.
Nosotros creemos que del Evangelio de JesuCristo brota fraternidad, justicia y libertad.
- Del tener no viene el ser
La gran trampa en la que hemos caído es pensar que del dinero viene la felicidad. Tal principio no es cierto. Del tener no viene el ser. Del tener mucho dinero no viene el ser feliz.
Hoy en día tenemos poseemos infinitamente más cosas, más medios, más tecnología y dinero del que tenían nuestro antepasados, pero ¿somos más honestos, más libres, más felices que ellos..?
El becerro de oro, el dinero es una fantasía que nunca cumple lo que promete.
- Dios nos libre del dinero.
El tema de fondo del evangelio de hoy no es tanto una cuestión moral, sino que tiene como trasfondo la fe. ¿En quién creo, confío, en Dios o en el dinero? : no podéis servir a Dios y al dinero.
Quizás lo que nos dice este evangelio es que si creemos en el dinero no seremos ni honrados ni felices.
La cuestión en la vida no es ser rico, sino ser feliz. Dios nos libre de pensar que la riqueza proporciona felicidad
Dios y el dinero son dos principios que ven la vida de modo antitético y son como dos motores que encauzan la vida por derroteros opuestos.
Sé que puede parecer un simplismo, pero quizás el evangelio de hoy nos llama a librarnos del dinero.
Jesús fue pobre y creía en la pobreza como fuente de libertad y de felicidad: Bienaventurados los pobres…
¿No has tenido la experiencia de vivir libre y pobremente?
¿No hemos sido más felices cuando éramos pobres?
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