Primer mensaje navideño de Prevost a la Curia
León XIV: "Las estructuras no deben entorpecer ni detener la carrera del Evangelio"
Primer mensaje navideño de Prevost a la Curia
No es Francisco, pero a veces León XIV desprende el más puro aroma del pontífice argentino. Ocho meses después de su fallecimiento, Prevost rindió un sentido homenaje al Papa durante su discurso a la Curia, tradicionalmente utilizado por Bergoglio para incidir en los problemas de una Iglesia demasiado cerrada en la burocracia. Así lo hizo, también hoy, con palabras firmes y gesto suave, León XIV, animando a los curiales a fomentar “la misión y la comunión”, recordando que “las estructuras no deben entorpecer, detener la carrera del Evangelio o impedir el dinamismo de la evangelización”.
Tras un primer saludo del decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien recordó los primeros meses de pontificado de Prevost, el Papa quiso “recordar a mi querido predecesor, el Papa Francisco” y a su “rico magisterio”, que “han marcado el camino de la Iglesia en estos años, animándonos principalmente a volver a colocar en el centro la misericordia de Dios, a dar un mayor impulso a la evangelización, a ser una Iglesia alegre y gozosa, acogedora con todos, atenta a los más pobres”.
Basándose, precisamente, en la Evangelii gaudium de Bergoglio, León XIV abundó en dos aspectos. “la misión y la comunión”. En primer lugar, el Papa destacó que “la Iglesia es, por naturaleza, extrovertida, abierta al mundo, misionera”, y “existe para invitar, llamar y reunir al banquete festivo que el Señor prepara para nosotros, para que cada uno pueda descubrirse hijo amado, hermano del prójimo, hombre nuevo a imagen de Cristo y, por lo tanto, testigo de la verdad, la justicia y la paz”.
“Todos estamos llamados a esta nueva salida misionera”, trazó Prevost, quien advirtió a la Curia, como hizo en tantas ocasiones Francisco, que “las estructuras no deben entorpecer, detener la carrera del Evangelio o impedir el dinamismo de la evangelización”. De ahí que “todos estamos llamados a participar en la misión de Cristo”.
“Necesitamos una Curia Romana cada vez más misionera, donde las instituciones, las oficinas y las tareas estén pensadas atendiendo a los grandes desafíos eclesiales, pastorales y sociales de hoy, y no sólo para garantizar la administración ordinaria”, insistió.
A su vez, el Papa abordó la importancia de la “comunión”. “La Navidad nos recuerda que Jesús ha venido a revelarnos el verdadero rostro de Dios como Padre, para que todos pudiéramos ser sus hijos y, por tanto, hermanos y hermanas entre nosotros”, recordó el pontífice, quien insistió en que la Iglesia “de ser signo de una nueva humanidad, no fundada en la lógica del egoísmo y el individualismo, sino en el amor mutuo y la solidaridad recíproca”.
“Esta es una tarea más urgente que nunca ad intra y ad extra“, defendió. Hacia dentro, porque “a veces, detrás de una aparente tranquilidad, se agitan los fantasmas de la división”, lo que “nos hacen caer en la tentación de oscilar entre dos extremos opuestos: uniformar todo sin valorar las diferencias o, por el contrario, exasperar las diversidades y los puntos de vista en vez de buscar la comunión”.
En las relaciones interpersonales, en las dinámicas internas de las oficinas y los roles, o tratando los temas que se refieren a la fe, la liturgia, la moral y otros, se corre el riesgo de ser víctimas de la rigidez y de la ideología, con las contraposiciones que ello implica
“Así, en las relaciones interpersonales, en las dinámicas internas de las oficinas y los roles, o tratando los temas que se refieren a la fe, la liturgia, la moral y otros, se corre el riesgo de ser víctimas de la rigidez y de la ideología, con las contraposiciones que ello implica”, subrayó León XIV.
Frente a ellos, el ‘todos, todos, todos’ de Francisco, “aun siendo muchos y diferentes”. “Estamos llamados también, y sobre todo aquí en la Curia, a ser constructores de la comunión de Cristo, que pide configurarse como Iglesia sinodal, donde todos colaboran y cooperan en la misma misión, cada uno según el propio carisma y el rol recibido. Pero esto se construye, más que con las palabras y los documentos, mediante gestos y actitudes concretos que deben manifestarse en lo cotidiano, también en el ambiente laboral”.
Así, Prevost admitió la “amargura” que “en ocasiones se abre camino entre nosotros cuando, quizás después de muchos años ofrecidos al servicio de la Curia, notamos con desilusión que, a algunas dinámicas vinculadas al ejercicio del poder, al afán de sobresalir, al cuidado de los propios intereses, les cuesta cambiar”.
“Y cabe preguntarse: ¿es posible ser amigos en la Curia Romana, tener relaciones de amigable fraternidad?”, incidió. “Hay una conversión personal que debemos desear y perseguir, para que en nuestras relaciones pueda transparentarse el amor de Cristo que nos hace hermanos”, pidió.
Y, hacia afuera, “en un mundo herido por discordias, violencia y conflictos, en el que vemos también un aumento de la agresividad y la rabia, frecuentemente instrumentalizadas por el mundo digital y la política”. En este punto. El Papa insistió en que “no somos pequeños jardineros dedicados a cuidar el propio huerto, sino que somos discípulos y testigos del Reino de Dios, llamados a ser en Cristo fermento de fraternidad universal, entre pueblos distintos, religiones diferentes, entre mujeres y hombres de toda lengua y cultura”.
“Queridos hermanos, la misión y la comunión son posibles si ponemos a Cristo en el centro”, finalizó el Papa, quien recordó cómo precisamente el Año Santo ha traído acontecimientos, como el Concilio de Nicea, o el Vaticano II, que han consolidado a la Iglesia “y la ha impulsado a salir al encuentro del mundo, a la escucha de las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy”.
“Recordemos esto también en nuestro servicio curial: la labor de cada uno es importante para el todo, y el testimonio de una vida cristiana, que se expresa en la comunión, es el primer y el mayor servicio que podemos ofrecer”, concluyó el pontífice, antes de felicitar la Navidad a la Curia.
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