Estructuras de gracia

Las estructuras de gracia, como las de pecado, pueden reforzarse, multiplicarse e ir más allá de lo que quizás imaginaron sus primeros promotores.

A la luz de lo dicho en el post anterior, resulta de suma importancia crear estructuras de gracia y de misericordia. Muchas santas y santos han creado tales estructuras, que han tenido un alcance más allá de su vida. Si una persona promueve comedores sociales o residencias sanitarias de bajo coste para personas con pocos recursos, está creando estructuras de gracia, que pueden incitar a otros a seguir su ejemplo. Las estructuras de gracia, como las de pecado, pueden reforzarse, multiplicarse e ir más allá de lo que quizás imaginaron sus primeros promotores.

No debemos minusvalorar la importancia de las estructuras, porque ellas pueden tener mayor influencia que las acciones individuales en promover el bien y evitar el mal. Otro ejemplo, podría ser el caso del aborto. Es cierto que hoy hay estructuras legislativas y sociales que parecen favorecerlo. Pues bien, la contrapartida no es solo la condena de tales estructuras, sino la creación de otras que ayuden a las mujeres que se encuentran en situaciones de extrema dificultad. Las ayudas individuales pueden no ser suficientes. Sin duda, son más eficaces las ayudas estructurales, la creación de redes de ayuda a las mujeres y de acogida segura de los niños.

Las peores perversiones son las que se esconden bajo capa de piedad. Estas perversiones se han dado siempre, aunque sólo últimamente, debido a la nueva sensibilidad social y a la difusión universal de la información, se hayan conocido más allá del lugar y espacio concreto donde ocurrieron. Las barreras religiosas son las más difíciles de atravesar. Por eso es bueno que hoy los responsables de las instituciones religiosas, además de condenar lo condenable, creen fondos de solidaridad efectiva con las víctimas y comités que funcionen “de oficio” para prevenir todos los casos inaceptables. Y, por supuesto, para buscar la verdad, porque cuando el río anda revuelto aparecen pescadores que quieren pescar donde no hay.

Hoy se ha ampliado la gama de calificaciones del pecado: crímenes contra la humanidad, pecado estructural, pecado ecológico, pecados que claman al cielo, pecado colectivo, pecado cibernético. Más allá de las palabras, de lo que se trata siempre es de identificar todo aquello que puede conducir al bien y apartarnos del mal. La situación de desarrollo y progreso a la que hoy hemos llegado ha creado nuevas posibilidades para el pecado. Eso no se soluciona con lamentos ni negando los bienes que también han aportado el progreso, la técnica, la medicina, internet y los medios de comunicación. Se soluciona introduciendo en ellos elementos de gracia. Por eso, el anuncio del Evangelio es más urgente y necesario que nunca.

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