Magisterio de Francisco coherente con el de sus predecesores

El pontificado de Francisco tiene sus características propias. Pero, en contra de lo que algunos opinan, su magisterio hay que situarlo en continuidad con el de los Papas anteriores.

El pontificado de Francisco ha tenido sus características propias, que lo distinguen de sus predecesores. Cosa muy normal, porque cada persona es diferente. Pero, en contra de lo que algunos opinan, el magisterio de Francisco hay que situarlo en continuidad con el de los Papas anteriores. De hecho, algunas de las tomas de posición que más críticas han recibido son copia o repetición de lo que habían dicho o anunciado Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Pongo dos ejemplos: El 31 de octubre de 2016 Francisco viajó a Lund, Suecia, para participar en una ceremonia conjunta entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma de Martín Lutero. Con este gesto, Francisco no hizo otra cosa que cumplir el deseo de Benedicto XVI, quién el 24 de enero de 2011, al recibir a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana dijo textualmente: “dirijamos juntos nuestra mirada hacia el año 2017, que recuerda los 500 años de la publicación de las tesis de Martín Lutero acerca de las indulgencias. En esa ocasión, los luteranos y los católicos tendrán la oportunidad de celebrar en todo el mundo una conmemoración ecuménica común”.

Las claras tomas de posición sobre la propiedad privada que, lejos de ser un derecho absoluto e intocable, es un derecho secundario, subordinado al derecho principal que es el destino universal de los bienes y, por tanto, tiene una función social, han sido también motivo de escándalo. Y, sin embargo, Francisco no ha hecho más que repetir, con las mismas palabras, una enseñanza de Juan Pablo II. En esta cuestión ha habido un cambio de orientación doctrinal que tuvo su origen en el Vaticano II y recibió con Juan Pablo II y con Francisco una formulación clara y contundente: sobre la propiedad privada grava una hipoteca social.

El que a Francisco se le entienda todo facilita la crítica de quienes se sienten cuestionados o, al menos, sorprendidos. El Papa es consciente de que muchas de sus palabras pueden resultar incómodas. También es consciente de las descalificaciones que se han vertido sobre él desde el inicio de su pontificado. Como muestra bastan las palabras que dijo a bordo del avión de regreso de uno de sus viajes apostólicos: algunos le llaman hereje. Su mejor respuesta: toma las decisiones después de pensarlas mucho, después de orar y en diálogo con buenos consejeros. Damos gracias a Dios por el regalo del magisterio de Francisco.

Volver arriba