La calle de la amargura

Personas sin techo, personas sin hogar que duermen en la calle. Para ellas, todas las calles son de amargura.

Me trae o me lleva por la calle de la amargura es una expresión que utilizamos en España para decir que algo o alguien nos causa dificultades. En numerosas ciudades españoles se puede encontrar esa calle. Hay distintas explicaciones del motivo de esta denominación. Una muy probable es que, por esa calle, en Madrid, pasaban los condenados a muerte, desde la cárcel hasta lo que hoy es la plaza Mayor, para ser ajusticiados públicamente. Se trata de una calle que no trae buenos recuerdos.

En Jerusalén hay una calle que tiene un nombre equivalente: la vía o calle dolorosa, por la que, según la tradición, el Señor Jesús paso con su cruz a cuestas camino del Calvario (cuyo lugar se encuentra en la Basílica del santo sepulcro). También esta calle trae malos recuerdos que, sólo desde la fe en la resurrección, pueden considerarse cargados de esperanza.

Para muchas personas hoy todas las calles son calles de amargura. En nuestras ciudades es posible encontrar personas que duermen en la calle. Son gente que no disponen de un lugar acogedor en el que vivir y en el que pasar la noche. Cuando nos encontramos con estas personas, normalmente pasamos de largo, unas veces pensando que no podemos hacer nada para remediar su situación, otras veces sin pensar en nada, con una serena indiferencia. Es un asunto que no nos concierne y, a veces, hasta nos molesta. Recordando la vía dolorosa por la que transitó Jesús de Nazaret, podemos plantearnos la gran pregunta de como convertir lo que para esas personas es una calle de la amargura en una calle de la esperanza.

Un ejemplo, quizás sencillo, de respuesta a esta pregunta: en Valencia, “Caritas” dispone de albergues de baja exigencia para acoger a este tipo de personas.

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