"Lo importante es tener al Maestro Jesús delante de nosotros, escucharlo y obedecerlo" Al Profeta con raíces profundas nada lo derrumba, porque Dios está con él

"El profeta tendrá contrariedades, como le dice Dios a Jeremías: te harán la guerra pero no tengas miedo, yo estoy contigo"
"Aquellos que dicen tener la razón, que se creen los maestros, son lo primeros incapaces de ser autocríticos para que abrirse en esa verdad del amor que el profeta comunica
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
La roca firme es Dios que sostiene a todo aquel que pone en Él su confianza.
Por otro lado, el amor nos permite echar raíces profundas para que la obra de Dios sea grande en aquel en el que unge con su espíritu para tener cosechas abundantes de buenos frutos.
Dios es amor y ser llamados a ser imagen de Dios es ser su imagen en el amor. Así san Pablo en la segunda lectura de este domingo nos invita a profundizar en el amor que es lo que permanece, porque Dios que es amor es lo único que permanece y, el amor es la expresión más viva de que estamos en Dios y en comunión con aquellos que le pertenecen y son sus hijos.
El amor es polifacético, es una armonía de colores vivos que se comunica en una belleza de unidad.
El amor es paciente porque es humilde, no se irrita, no se vanagloria, disculpa sin límites, cree sin límites, todo lo soporta, no se alegra por la injusticia sino se goza en la verdad.
La humildad está siempre abierta a esa verdad amplia consigo mismo y con los demás, de tal manera, que en la paciencia que se apoya en la humildad, se entiende que comprenderse así mismo en toda su realidad e historia, nos abre a entender a los demás en su realidad e historia, para que se haga viva la misericordia, con un corazón amplio que sabe sentir con el necesitado y el que sufre llevando su propia cruz.
El amor echa esas raíces profundas porque sabe ver los buenos frutos que pueden manifestarse en la comunión con los demás, a pesar de todas las fragilidades que todos los seres humanos llevamos en nuestro ser, de ahí la razón profunda de no juzgar para no ser juzgados.
Así lo hace Dios Padre con su Hijo en el amor del Espíritu Santo. Jesús, haciéndose nuestro hermano y encarnándose por obra del Espíritu Santo, como Hijo de Dios que es amor. Todo lo que Él nos comunicará será en amor, con la humildad más grande, en una paciencia que se manifiesta con sus discípulos al irlos formando tras su seguimiento, en escucha de sus palabras y haciéndolas vida. Lo importante es tener al Maestro Jesús delante de nosotros, escucharlo y obedecerlo.
Se requiere paciencia en el amor con humildad, con raíces profundas, para que el profeta lleve la obra de Dios; con la garantía de que sostenido en el amor paciente y humilde hará presente a Dios ante los demás, en esa verdad de Dios, que todo lo pone al descubierto para que se tome conciencia y, sólo así sea posible el arrepentimiento y la conversión en la verdad del amor.
El profeta tendrá contrariedades, como le dice Dios a Jeremías: te harán la guerra pero no tengas miedo, yo estoy contigo. Esto se refleja en Jesús, como nos relata el evangelista Lucas este domingo, cuando lo llevan ante el despeñadero, sus propios coterráneos de Nazareth. Quienes no soportan la verdad en el amor, siempre harán la guerra, así se la hacen a Jesús los Fariseos, Escribas y Sumos Sacerdotes.
Aquellos que dicen tener la razón, que se creen los maestros, son lo primeros incapaces de ser autocríticos para que abrirse en esa verdad del amor que el profeta comunica, por eso se les cierra el camino el camino de la conversión para poder cambiar su mente y corazón.
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