"La importancia de nuestra conversión" Con humildad, en la gracia que nos hace crecer

El trigo y la cizaña
El trigo y la cizaña

"Dios es un Dios de vida que nos hace crecer siempre… Hay esperanza viva en la gracia que se comunica. Si Dios se comunica y se hace cercano es para que ante todo brille nuestra esperanza"

"Como hoy nos recuerda el evangelio de Mateo: donde crece la buena semilla también se lucha con la cizaña"

"Caminar en la gracia del Espíritu Santo y en su luz significa no dejarnos confundir ante el mal cizañoso que pretende hacernos sucumbir"

"Basta que flexibilicemos nuestra voluntad, nuestra entrega, nuestro esfuerzo y sacrificio, impulsados siempre por el amor"

Dios es un Dios de vida que nos hace crecer siempre.

En este domingo 16 del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos sitúa en toda nuestra realidad personal para poder crecer desde la gracia de Dios que se nos comunica .

Hay esperanza viva en la gracia que se comunica. Si Dios se comunica y se hace cercano es para que ante todo brille nuestra esperanza.

Jesús viene a revelarnos esa buena nueva que abre nuestros horizontes. ¡Lo que Dios quiere hacer en cada uno de nosotros es posible!

Basta que flexibilicemos nuestra voluntad, nuestra entrega, nuestro esfuerzo y sacrificio, impulsados siempre por el amor.

Como hoy nos recuerda el evangelio de Mateo: donde crece la buena semillatambién se lucha con la cizaña.

A Jesús le tocó esa lucha en las tentaciones que experimentó en el desierto cuando el diablo quiso hacerlo sucumbir para que no siguiera adelante.

En nuestra vida de fe estamos llamados a hacer siempre un discernimiento apoyado en la oración y escucha de la palabra de Dios, para poder distinguir y reconocer qué viene y qué no viene de Dios.

A nuestra vida de bautizados le falta siempre ese pilar que sostiene toda nuestra vida de la gracia.

Nuestras batallas espirituales las venceremos siempre con esa luz de la oración y la palabra que vienen a iluminarnos.

Jesús está ahí, para hacer volver al camino a quien se puede perder o extraviar, como lo ejemplifica el pasaje de los discípulos de Emaus, el hijo pródigo, la vida de María Magdalena, etc.

Es imperativo para nosotros la oración y meditación para tener esa claridad que necesita nuestra fe y no sucumbir.

Bien lo recuerda San Pablo en la segunda lectura de la carta a los Romanos: el espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos pedir lo que nos conviene.

Caminar en la gracia del Espíritu Santo y en su luz significa no dejarnos confundir ante el mal cizañoso que pretende hacernos sucumbir.

Esta cizaña al estar creciendo junto a la buena semilla va a pretender robarnos el alimento, el oxígeno , es decir la vida. Esta siempre mirando como hacernos marchitar, viendo que en su maldad, la cizaña no dará buenos frutos pero sí puede impedir que haya buenos frutos en la buena semilla.

Con esta mirada, acerquémonos a Dios con humildad, como nos recuerda el libro de la sabiduría en la primera lectura.

En Dios está nuestra justificación. El sabe de la realidad personal y comunitaria. Él nos conduce siempre en conversión.

Es el Dios de la misericordia que que conoce el mundo de nuestra humanidad y, sabe cuál es la medida de misericordia que cada uno de nosotros necesitamos.

Por eso la importancia de nuestra conversión radica en el crecimiento de la gracia, para hacernos partícipes con mayor plenitud en el reino de Dios.

Si adelantamos en la conversión, atraídos por el amor y por el bien, creceremos en la abundancia de esa gracia que Dios tiene dispuesta para cada uno y toda la humanidad

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