"Perdemos mucho tiempo en nuestras soberbias para demostrar que somos mejores o estamos encima de los demás" El servicio en armonía con la voluntad de Dios

Bautismo de Jesús
Bautismo de Jesús

"Dios tiene un plan de salvación y de vida para nosotros"

"Así como estos elementos universales nos dan vida y son siempre positivos, nos invitan a cada uno de los bautizados a generar comunión desde un servicio que colabore en armonía con la voluntad de Dios"

"Solo desde Cristo podemos cambiar nuestra manera de pensar en libertad para hacer el bien"

Dios tiene un plan de salvación y de vida para nosotros.

Los bautizados participamos de un mismo espíritu, como ya lo refiere San Pablo en una de sus cartas. 

Este principio de unidad nos da la capacidad de acercarnos y generar esa comunión tan anhelada.

Embonar desde la riqueza de nuestras individualidades e identidades en un conjunto en el que estamos vinculados y desde donde recibimos la misma vida.

La vida nos vincula con nuestros papás, con los hermanos, con los hijos, en un mismo espacio que compartimos y que nos es dado como el sol, el cielo, el agua, la tierra, el cielo, etc.

Estos elementos universales que nos generan vida a la comunidad humana nos atienden, nos favorecen y nos dan vida.

Bautista

Son elementos también de unidad que nos relacionan y que nos invitan a ser generosos en lo que nos toca a cada uno dar y poder ofrecer de bien.

La riqueza positiva que se posibilita en cada uno para compartir desde el servicio nos da esperanza de tener una mejor vida.

Así como estos elementos universales nos dan vida y son siempre positivos, nos invitan a cada uno de los bautizados a generar comunión desde un servicio que colabore en armonía con la voluntad de Dios

Así lo recuerdan los tres textos de la escritura de este domingo segundo del tiempo ordinario, iniciando con Isaías: Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Dios conduce a plenitud todas las cosas en Cristo su hijo, el único camino que nos conduce al Padre.

Luz de las naciones

Nuestra mirada de fe debe ser siempre una mirada contemplativa y activa desde Cristo. En El se dibuja el rostro amoroso del Padre que se hace cercano en forma humana, en nuestro lenguaje, en el bien y el amor que nos redime.

Si todos nos abocáramos a hacer el bien que nos corresponde y nos liberáramos de tantos males ocasionados por envidias , enojos, injusticias , burlas , venganzas, abusos , opresiones, desigualdades ventajosas a propósito, entonces ese mayor bien que puede crecer nos pudiera traer esa paz y esa armonía que decimos anhelar pero que en la realidad poco hacemos por alcanzar, por tantos actos malos a los que damos cabida en nuestra libertad. 

Bien lo dice San Pablo en la segunda lectura, hay que vivir en gracia y en paz, porque somos llamados a ser santos, es decir a dejar ver a Dios en nosotros a través  del bien y del amor que estamos llamados a plasmar día a día a la manera de Jesucristo.

Por eso en el evangelio de Juan, el mismo Juan el Bautista dice : este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo y en quien somos bautizados con el Espíritu Santo.

Somos santificados en esta gracia que nos comunica el Espíritu Santo y que solo desde Cristo podemos cambiar nuestra manera de pensar en libertad para hacer el bien, como Cristo nos da ejemplo.

Perdemos mucho tiempo en nuestras soberbias para demostrar que somos mejores o estamos encima de los demás.

Cristo, luz

Aprendamos desde un servicio por hacer el bien a conducirnos con sencillez y humildad, siempre a la manera de Cristo. El nos inspira cada día, en El, el universo puede ser verdaderamente renovado, porque en El, el Padre providente se complace y nos bendice para darnos todo en Cristo.

Que la caridad de Cristo nos mueva a lograr vivir en mayor bien haciendo desaparecer tantas injusticias que si podemos ir borrando desde pequeños y grandes actos de amor en el servicio que nos corresponde !

Primero, Religión Digital
Volver arriba