El periodista habla de "El complot contra el Papa", que disecciona el pontificado "de audacia evangélica" de Bergoglio Pedro Ontoso: "Hay una estrategia para presentar a León XIV y Francisco como antagonistas"

El periodista Pedro Ontoso, en 'el Vaticano de la Mancha'
El periodista Pedro Ontoso, en 'el Vaticano de la Mancha' RD/J.L

"Se está construyendo un cortafuegos entre Francisco y León XIV"

"Se está intentando colocar el mensaje de que el magisterio de Francisco ha sido líquido, sin consistencia, y que su pontificado ha sido fallido"

"Algunas voces se han levantado en las últimas semanas para alertar del peligro del mensaje que se pretende instaurar, alimentado por los sectores conservadores, de que León XIV fue elegido para restaurar la unidad en una Iglesia dividida por la gestión de Francisco y sus reformas controvertidas"

"Me llama la atención la alegría que ha suscitado la elección de León XIV en el ala más rigorista de la Iglesia. Están convirtiendo sus votos de resignación en una victoria. Aplauden la llegada de un Papa 'normal', un Papa 'de verdad' y le han concedido un periodo de gracia"

"Francisco ha sido un Papa que rompió los códigos y luchó contra las tentaciones identitarias de la Iglesia. Ha sido un reformador que trató de modernizar la Iglesia, sin evitar cuestiones espinosas"

Curtido periodista, Pedro Ontoso, que ha firmado libros de amplio impacto y recorrido como Con la Biblia y la Parebellum, Cuando la Iglesia ponía una vela a Dios y otra al diablo o ETA, yo te absuelvo, publica ahora un libro sobre el papa Francisco, cuyo pontificado, salta a la vista, le ha impactado desde muchos puntos de vista.

El complot contra el Papa. La lucha feroz por el poder en la Iglesia católica (Arzalia Ediciones), cuyo prólogo de Rafael Aguirre Monasterio adelantó en exclusiva Religión Digital, disecciona a fondo los doce años del papa Bergoglio, "de audacia evangélica" y que "rompió los códigos", según señala. De ahí, el acoso que sufrió "desde el minuto uno" por los de casa, pero apoyado desde fuera por quienes veían tambalear sus privilegios por los mensajes de un Pontífice que resultó cualquier cosa menos acomodaticio.

De los cardenales que urdieron sin asomo de misericordia complots e intrigas para hacerle renunciar o considerarlo ilegítimo, a los enemigos que se creó por sus críticas al capitalismo salvaje o a la carrera armamentística o la explotación de la naturaleza. De esa alianza acérrima que le atosigó sin descanso hablan estas páginas con la frescura del periodista y la hondura del investigador que ha ido a las fuentes de la información. Pero también de los primeros compases del papa Prevost y de esa otra "estrategia para presentar a León XIV y Francisco como antagonistas" habla Pedro Ontoso con Religión Digital.

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Habla de un pontificado, el de Francisco, bajo acoso permanente. ¿Cuándo supo el Papa argentino que estaba empezando a pisar callos? 

Lo supo desde el minuto uno. El cardenal Bergoglio fue elegido para limpiar la porquería de la Iglesia tras la dimisión de Benedicto XVI, que se vio incapaz de poner orden en una Curia de intrigas, maniobras y lucha por el poder. Para neutralizar su candidatura en el cónclave hubo un movimiento que intentó descreditarle con el argumento de que su salud no era la mejor para un Papa, “porque le faltaba un pulmón”.

Esa fake news no impidió que su nombre saliera adelante. Cuando apareció en el balcón de las bendiciones y saludó con un buona sera, en lugar de con “la paz esté con vosotros” y sin los ornamentos pontificios, no pocos sintieron que estaba desacralizando la figura del papado. A los siete meses ya publicó su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, un documento programático en el que arremetía contra la economía que mata y la idolatría del dinero, y contra la inequidad que genera violencia y constituye la raíz de los males sociales. Era un ataque a los dogmas del sistema americano, donde germinó la conspiración.

¿Cómo se articuló esa “guerra sucia” contra Francisco? 

Lo inédito de ese proceso de acoso es que fue un grupo de cardenales y arzobispos quienes encabezaron el movimiento de oposición. Primero, contra la propia figura de Francisco, y luego contra su magisterio y contra su círculo de colaboradores más próximos. Los cardenales construían documentos muy duros (los famosos dubias y demos), que eran difundidos y replicados en determinadas terminales mediáticas, seleccionadas y escogidas con mucha precisión para multiplicar su potencia de fuego.

También se organizaban foros y encuentros con altas jerarquías eclesiásticas, en las que se socializaba la necesidad de dar un golpe de timón en la barca de la Iglesia, financiados por norteamericanos con muchísimo dinero. Un año decisivo fue 2108, cuando monseñor Carlo María Viganó arremetió contra el Papa y pidió su renuncia (y la de sus colaboradores) por haber, supuestamente, protegido al cardenal McCarrick, acusado de abusos sexuales. Casi una treintena de jerarcas norteamericanos aplaudieron aquella iniciativa golpista.

El periodista y escritor Pedro Ontoso
El periodista y escritor Pedro Ontoso RD/J.L.

Asegura usted que ese acoso se ha mantenido durante todo el pontificado.

Ha llegado hasta su mismo lecho de muerte con noticias falsas y desacreditaciones de lo que se presentaba como un papado impedido, incapaz de mantener la agenda de gobierno. Su aparición con un poncho fue presentado como el último episodio de la secularización del papado. Y ha continuado después. Ahora se pretende sepultar a Francisco. Se está construyendo un cortafuegos entre él y León XIV. “¡Por fin un Papa de verdad!”, se celebra. “Un Papa que se ocupa de las cosas de la Iglesia y no de las del mundo”, se apostilla. Se está intentando colocar el mensaje de que el magisterio de Francisco ha sido líquido, sin consistencia, y que su pontificado ha sido fallido y hay que archivar. Se utiliza como metáfora la rehabilitación del apartamento del palacio apostólico tras doce años sin mantenimiento para concluir que la Iglesia también necesita una limpieza tras un estado de excepción que ha durado doce años.

Consideraban que Francisco estaba dilapidando el depósito de la fe y que sus enseñanzas eran sacrílegas Que fomentaba graves errores doctrinales. Que su doctrina era ambigua y su magisterio líquido, lo que generaba confusión, caos y desconcierto

¿Cómo justificaban sus contrarios esa conspiración permanente? ¿En qué basaban su oposición frontal?

Consideraban que Francisco estaba dilapidando el depósito de la fe y que sus enseñanzas eran sacrílegas. Que fomentaba graves errores doctrinales. Que su doctrina era ambigua y su magisterio líquido, lo que generaba confusión, caos y desconcierto. De manera insistente magnificaban el mensaje de que era un desastre, una catástrofe, que había que parar, incluso desobedeciendo al propio Papa, porque conducía a los fieles por un camino equivocado, generando impulsos cismáticos.

Le acusaban de haber convertido a la Iglesia en un megáfono ideológico para las causas que estaban de moda en la sociedad civil, marginando la pastoral auténtica. Los cardenales le llamaban hereje y los lobbies norteamericanos le tildaban de comunista. Y es que la defensa de los descartados, su opción preferencial por los pobres (de clara influencia latinoamericana) frente a la Teología de la Prosperidad, tenía un evidente alcance político a nivel global. Molestaba mucho que Francisco colocara al mismo nivel la acogida de los inmigrantes o la defensa de la casa común con el rechazo al aborto.

¿Cómo gestionó Bergoglio tener al enemigo en casa? 

Cuando fue nombrado Papa, una de las primeras cosas que hizo fue crear un consejo de cardenales porque no se podía fiar de la Curia. Alguno le salió rana, pero contaba con purpurados muy valiosos y muy cercanos. También se rodeó de grande teólogos y expertos canonistas para abrir procesos y avanzar. Le ayudaron a formular documentos magníficos, como Fratelli Tutti, Amoris Laetitia o Laudato si, que fue como un electroshock, el primer texto de un Papa enteramente consagrado a la crisis ecológica.

Por supuesto, puso un mayor orden y transparencia en las finanzas vaticanas, apartando a la vieja guardia. Combatió el clericalismo y pegó una ducha fría, helada diría, a los purpurados, que se habían creído lo de 'príncipes de la Iglesia', y se sentían como una casta aparte. A algunos los apartó de sus cargos y los removió. A Viganó lo excomulgó. Con Praedicate evangelium reformó la Curia, donde había ido colocando en puestos claves a hombres de su absoluta confianza, colaboradores fieles y con sus mismas ideas.

Es el caso de Víctor Manuel Fernández ‘Tucho’, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que de ser el gran guardián del dogma y la ortodoxia, pasó a fomentar el diálogo y a impulsar la apertura. En esa línea se inscribe el nombramiento de Prevost, una pieza muy importante para cambiar la línea política de la Iglesia. Y lo que es muy importante: convocó hasta diez consistorios para remodelar el colegio cardenalicio, que ahora es menos eurocéntrico y más representativo de la universalidad de la Iglesia. No ha dado puntada sin hilo.

Pedro Ontoso en San Carlos del Valle, frente al llamado 'Vaticano de La Mancha'
Pedro Ontoso en San Carlos del Valle, frente al llamado 'Vaticano de La Mancha' RD/J.L.

Dice usted que la virulencia mostrada contra Francisco era “como regresar a aquellos años oscuros de la cristiandad y del papado, un tiempo de poder y ambición, de degradación moral y maldad…”. ¿Cómo afectó esto al conjunto de la Iglesia, es decir, cómo vivieron ese enfrentamiento, parece que cainita? ¿Hubo polarización? 

Es verdad que el estilo de Francisco ha podido ser polarizante porque se ha adentrado en jardines con muchas espinas, como es el caso de la acogida a los divorciados vueltos a casar y a la comunidad homosexual y, sobre todo, a la ordenación de la mujer, un asunto en el que tuvo que frenar porque podía haber un riesgo real de cisma. Hubo dos documentos que hicieron mucho ruido, como la declaración Fiducia suplicans, que permitía la bendición a las parejas del mismo sexo, y puso en pie de guerra a las conferencias episcopales africanas. Y el Traditionis custodes, que limitaba la misa tridentina.

Ese motu proprio escoció mucho. Hace unos días ha tenido lugar en Francia la famosa marcha de París a Chartres de los católicos tradicionalistas, en la que han participado 19.000 personas. Ahí se visualiza la división de los católicos, porque supone un desafío negacionista. La misa principal fue presidida por Atanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, en Kazajistán. Este prelado fue uno de los que acusaron a Francisco de provocar confusión y desorientación doctrinal. Algunas voces se han levantado en las últimas semanas para alertar del peligro del mensaje que se pretende instaurar, alimentado por los sectores conservadores, de que León XIV fue elegido para restaurar la unidad en una Iglesia dividida por la gestión de Francisco y sus reformas controvertidas. Cardenales como Ruini y Sturla o arzobispos como Gänswein, muy ‘ratzingerianos’, coinciden en un mismo diagnóstico: Ahora, lo que se necesita es claridad doctrinal para superar la confusión de estos años.

Sus críticas al capitalismo salvaje y a la carrera armamentista, sus acusaciones a los depredadores del planeta y a los culpables del cambio climático, su deslegitimación de la pena de muerte, su defensa del diálogo con el islam, su acuerdo secreto con China o su visita a la Cuba de Fidel Castro le granjearon muchos enemigos

El complot contra Francisco partió desde dentro, pero ¿quién y cómo lo apoyó desde fuera? 

Había un poco de todo. Eclesiásticos de alto y medio rango, fondos especulativos, lobbies financieros, empresarios, políticos, fundaciones e institutos socioculturales, centros de estudios, plataformas de comunicación, periodistas, intelectuales, investigadores para rastrear trapos sucios de los cardenales, incluso antiguos agentes de inteligencia. Una constelación en la que confluían muchos intereses. Sus críticas al capitalismo salvaje y a la carrera armamentista, sus acusaciones a los depredadores del planeta y a los culpables del cambio climático, su deslegitimación de la pena de muerte, su defensa del diálogo con el islam, su acuerdo secreto con China o su visita a la Cuba de Fidel Castro le granjearon muchos enemigos.

A la vista de la elección de Robert Prevost como nuevo Papa, ¿cree que se han salido con la suya quienes conspiraron contra Bergoglio?

Desde luego que no. No consiguieron derrocar a Francisco, ni alterar su programa. Quizás han influido para que pisara el freno en algunos asuntos más espinosos y para que León XIV se lo tome con calma. El sector más conservador estaba muy asustado porque era consciente de que sus candidatos no tenían muchas posibilidades y temía la llegada de un Papa alineado con el progresismo más radical. En los días previos al cónclave se alimentó la idea de que había que buscar un hombre de consenso, un Papa que trabajara por la unidad. Ni un revolucionario ni un carca. Me llama la atención la alegría que ha suscitado la elección de León XIV en el ala más rigorista de la Iglesia. Están convirtiendo sus votos de resignación en una victoria. Aplauden la llegada de un Papa “normal”, un Papa “de verdad” y le han concedido un periodo de gracia.

Ontoso tiene en su haber varios libros sobre Iglesia y política
Ontoso tiene en su haber varios libros sobre Iglesia y política RD/J.L.

Los hechos que narra en su libro podrían servir de aviso a su sucesor, sostiene usted. ¿Ve indicios de que esta conjura pueda repetirse contra León XIV? 

Estoy convencido de que Francisco sacó a Prevost de Perú y lo llevó a Roma pensando en su sucesión. En 2023 su salud estaba muy quebradiza y el ambiente era de final de pontificado. En la Curia también se dieron cuenta de aquel movimiento. Las filtraciones del supuesto encubrimiento de casos de abusos en Chicago y en Chiclayo perseguían dinamitar esa candidatura, un movimiento marca de la casa.

Lo que yo observo es una estrategia para presentar a León XIV y Francisco como antagonistas. Los tradicionalistas ya le están presionando para que restaure la misa de espaldas a los fieles y en latín, revocando el decreto de Francisco, como lo hizo el pontífice argentino con el de Benedicto XVI. Hay voces en el sector conservador para que se activen las donaciones norteamericanas, pero siempre y cuando “no encabrite al rebaño”. Eso se llama chantaje.

La prueba de fuego llegará cuando realice cambios en la Curia y cuando publique sus primeros documentos. Entonces le podrían echar en cara que ha sido elegido para apuntalar la unidad en la Iglesia y que no puede traicionar ese mandato. En cualquier caso, la oposición a Francisco se fraguó en Estados Unidos y si Prevost mantiene la orientación que Francisco imprimió a la Iglesia, León XIV también se convertirá en un adversario ideológico del trumpismo. Algunos analistas observan una alianza entre los evangélicos y el catolicismo más rancio, que tendría conexiones con la internacional integrista que se está construyendo en Europa. Eso es muy peligroso porque se manipula la religión por intereses políticos con interpretaciones muy fundamentalistas, y la Iglesia tendría que decir algo.

¿Cómo ve los primeros pasos del pontificado del religioso agustino? ¿Cree que acabará cerrando los procesos que dejó abiertos Bergoglio, a conciencia no pocos de ellos, como, por ejemplo, el desarrollo sinodal? ¿Dará algún paso concreto en el tema de la mujer, por ejemplo, en la aceptación de su diaconado? 

Esta intentado contentar a todas las facciones y como canonista y matemático es muy preciso en su lenguaje. Está citando a todos los papas. Parece claro que no va a ser un clon de Francisco, pero que sí va a seguir su estela. Acometerá reformas, pero con mucha cautela

Camina con mucha prudencia. Ha vuelto a los convencionalismos pontificios, como las vestimentas papales y el uso latín en la liturgia; ha insistido en que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer; ha recordado la importancia del cuidado del planeta; ha recuperado la emblemática frase de Juan Pablo II de ‘No tengáis miedo’; ha salido en defensa de los” humillados, excluidos y solitarios”; ha alertado sobre la escalada de los conflictos bélicos; ha hablado de sinodalidad, pero combinándola con colegialidad…

Esta intentado contentar a todas las facciones y, como canonista y matemático, es muy preciso en su lenguaje. Está citando a todos los papas. Parece claro que no va a ser un clon de Francisco, pero que sí va a seguir su estela. Acometerá reformas, pero con mucha cautela. El desarrollo sinodal ya es imparable, aunque habrá que ver a qué ritmo. No creo que se meta con el diaconado femenino, aunque sí seguirá dando más poder a la mujer en la Iglesia.

'El complot contra el Papa', libro de Pedro Ontoso
'El complot contra el Papa', libro de Pedro Ontoso

Su crónica en este libro llega también a la espinosa cuestión de la mediación de la Iglesia con ETA, algo que no siempre entendieron muchos políticos y eclesiásticos españoles. ¿Qué papel jugó el papa Francisco? 

Esa cuestión se aborda en el libro por el importante papel que ha jugado en ese proceso Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, presidente de los obispos italianos y un candidato con no pocos apoyos para haber sucedido a Francisco, con el que mantenía una magnífica relación. Zuppi ha estado vinculado a las iniciativas de pacificación en el País Vasco, cuando estaba sometido al terror de ETA, y en la etapa posterior, como representante de la comunidad de Sant'Egidio, uno de los pocos movimientos eclesiales que no ha fiscalizado Bergoglio.

En la recta final, en enero de 2014, la organización terrorista envió una carta al papa Francisco reclamando su “apoyo y aliento” al proceso, que atravesaba por ciertas dificultades, y que los zapadores de Zuppi intentaban desatascar. El Pontífice nunca respondió a aquella misiva, pero un sacerdote francés asegura que Francisco autorizó que el primer acto del sellado del armamento, con presencia de verificadores internacionales, se celebrara en la casa parroquial de Sokoa, como así sucedió.

Tres años después, en abril de 2017, el gran acto del desarme de ETA se celebró en Baiona con la presencia de Zuppi, que contaba con el respaldo de la Santa Sede. El Vaticano avaló el desarme, pero no participó en ninguna negociación como intermediario. Francisco confiaba absolutamente en Zuppi, y por eso le encargó la misión de buscar una solución a la guerra entre Rusia y Ucrania. Cuando falleció el Papa argentino, el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, valoró su mensaje en contra de las guerras y los genocidios.

Hay una destacada labor de documentación en su libro y ha buceado en las más prestigiosas historias de los papas, escritas hasta la fecha. A la luz de todo ello, ¿cómo describiría el pontificado de Francisco y cómo definiría al papa Bergoglio?

Ha sido un pontificado valiente, de audacia evangélica. Francisco ha sido el Papa de la misericordia, que ha fijado la imagen de una Iglesia con las puertas abiertas. Fue un Papa que hablaba con franqueza, con un lenguaje que se entendía, muy cercano a la gente. Un Papa que rompió los códigos y luchó contra las tentaciones identitarias de la Iglesia. Ha sido un reformador que trató de modernizar la Iglesia, sin evitar cuestiones espinosas, como el papel de la mujer o la acogida a las parejas homosexuales. Ha sido un Papa activista y militante.

Creo que la pederastia ha sido la piedra de toque de su pontificado, y ya nada será igual, aunque sigue habiendo espacios inseguros en la Iglesia y sus aledaños. También creo que la columna vertebral de su gestión, lo que verdaderamente perseguía, es la sinodalidad, abrir una gran avenida para compartir la gestión y el poder de la Iglesia con los laicos; de ahí que fustigara en todo momento al clericalismo. Esa es la gran revolución pendiente.

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