El Círcol de Reus acoge la presentación de la novela El aprendiz de Gaudí El arzobispo Planellas y Jesús Bastante, en diálogo literario y espiritual sobre Gaudí en Reus

Presentación de El Aprendiz de Gaudí en Reus
Presentación de El Aprendiz de Gaudí en Reus

"Gaudí ve en la naturaleza el reflejo del misterio que nos ocupa, el reflejo del Creador, de Dios, del infinito, de lo trascendente", dijo el arzobispo de Tarragona

El arzobispo celebró que los Amics de Gaudí de Reus hayan podido escoger ya el bloque de piedra que servirá de base para una escultura del maestro, justo al lado de la Prioral

El aprendiz de Gaudí aterrizó en Reus este miércoles 28 de octubre, después de meses recorriendo la geografía literaria de España, como si el libro hubiera ido siguiendo, ciudad tras ciudad, el rastro de una luz antigua que nace justo allí donde el genio aprendió a mirar. En la ciudad natal del maestro, Jesús Bastante llegaba con su novela convertida ya en un pequeño fenómeno editorial, y, en una de las salas del Círcol, llena hasta los topes, el aire tenía un tono de expectación reverente, como si Gaudí mismo fuera a aparecer entre las palabras.

Creemos. Crecemos. Contigo

En un diálogo a tres bandas con el teólogo y presbítero Joan Miquel De Rivas y el autor de esta crónica, el periodista y escritor madrileño desplegó las líneas maestras de una obra que interroga la muerte y el misterio, la fe y la materia, el genio y el aprendizaje. “¿Quién es más genio, Gaudí o Pau, el aprendiz?”, lanzó De Rivas, con ese gesto que mezcla provocación y ternura. Y de aquella pregunta nació un debate que navegó entre la creación y la trascendencia, entre el santo y el hombre, entre el sueño y la pobreza.

Un momento de la presentación
Un momento de la presentación

Mujeres, memoria y presencias

También se habló, con una calma que tenía sabor a intimidad, de la presencia femenina en la obra de Bastante, de esas mujeres que inspiran, sostienen y marcan el ritmo de la vida interior de los personajes, como un eco temprano de la Sagrada Familia. Entre el público, Maite Gaudí, lejana heredera de aquel linaje, compartía miradas con miembros del consistorio reusense, estudiosos del modernismo y vecinos que aún pronuncian el nombre del maestro con un respeto familiar. En el ambiente flotaba una especie de reconciliación entre la literatura y la piedra, entre el relato y la memoria de la ciudad.

Cuando le llegó el turno de hablar, el arzobispo Joan Planellas hizo callar la sala sin alzar la voz. Su intervención, situada al final del acto, tuvo la serenidad de una homilía y la fuerza de una confidencia. Continuaba así, de manera natural, aquella misa de acción de gracias que había presidido el pasado mes de mayo en la Prioral de Sant Pere, donde la figura de Gaudí ya había sido celebrada como símbolo de una espiritualidad moderna y arraigada. “En el marco de la segunda mitad del siglo XIX —dijo con voz pausada— vemos un gran cambio de época, con todo lo que ello implica, sobre todo en temas de pobreza. Y eso se refleja en la novela, con sus luces y sus sombras”.

Presentación del Aprendiz de Gaudí en Reus
Presentación del Aprendiz de Gaudí en Reus

Gaudí, peregrino de la belleza

A partir de ahí, Planellas desplegó una lectura teológica y poética de la historia, una especie de meditación sobre el sentido de la vida y del arte. Habló de la búsqueda interior de las personas, del “peregrinaje de la vida”, que en la novela de Bastante toma cuerpo al abrigo de la Sagrada Familia, templo y metáfora de un alma en construcción. “Gaudí”, dijo, “ve en la naturaleza el reflejo del misterio que nos ocupa, el reflejo del Creador, de Dios, del infinito, de lo trascendente”. Y es aquí, en Reus y en el Camp de Tarragona, entre almendros y avellanos, donde este joven aprende a leer la Biblia de la naturaleza. Lo que observa —las flores, la luz, el ritmo orgánico de las cosas— se convierte en lenguaje, revelación, preludio de una arquitectura viva. “Todo ese aprendizaje —remarcó— peregrina a lo largo de toda su obra”.

También el mar hizo acto de presencia, como una necesidad. El mar que Gaudí añoraba en Barcelona y que visitaba los domingos con su amigo Sugrañes, para contemplar la luz cambiante sobre el agua, como recordó el arzobispo. Planellas hallaba en ello la dimensión tridimensional de la vida y de la fe: movimiento, profundidad y horizonte.

Un momento de la presentación
Un momento de la presentación

“Uno no nace santo, se hace”, afirmó el arzobispo. En Gaudí, ese camino progresivo es una historia de esfuerzo y superación, de búsqueda de la belleza como puerta de entrada a la fe. “¿Cómo puede ser que un hombre que no estudió teología supiera tanto de teología? Porque la vivía”, subrayó con una sonrisa. Esa vivencia, hecha de liturgia interior y contemplación activa, lo convierte —según Planellas— en “un santo apto para el mundo de hoy”. Evocó el congreso litúrgico de Montserrat de 1915, donde Gaudí, entre tres mil personas, participó como un laico más, “casi como un concelebrante del misterio”. Por eso, afirmó, “es testimonio de fe y de vida cristiana, adelantado a lo que después proclamaría el Concilio Vaticano II”.

En el tramo final, el tono se volvió más íntimo. El arzobispo celebró que los Amics de Gaudí de Reus hayan podido escoger ya el bloque de piedra que servirá de base para una escultura del maestro, justo al lado de la Prioral. “Un pajarito me ha dicho —señaló, sonriendo— que la piedra llega directamente de la Sagrada Familia”. Aquel detalle, sencillo y lleno de simbolismo, cerró el acto con la misma emoción contenida que lo había presidido.

Cuando la gente salía a la calle, la tarde reusense tenía esa luz limpia que solo conocen quienes han aprendido a mirarla. En algún rincón, una piedra nueva esperaba manos que la transformaran. Y en el aire, como un murmullo antiguo, parecía que el maestro volvía a casa por una noche, acompañado de su sombra más joven, aquel aprendiz que nunca deja de existir dentro de cada creador.

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