Más de 70 participantes del 15 al 18 de septiembre en Manaos 52ª Asamblea Regional Norte 1 de Brasil: signos de sinodalidad presentes en las iglesias locales

No se puede ignorar que se trata de un proceso que exige asimilación, un ejercicio de caminar juntos y vivir la comunión
La asamblea Regional Norte 1 está siendo una oportunidad para aportar elementos presentes en las iglesias locales, que ayuden a concretar las tres conversiones necesarias que propone el Sínodo: de las relaciones, de los procesos y de los vínculos
Los participantes en la asamblea destacan la necesidad de una evangelización sinodal, basada en una espiritualidad encarnada y en la escucha del Espíritu Santo
Los participantes en la asamblea destacan la necesidad de una evangelización sinodal, basada en una espiritualidad encarnada y en la escucha del Espíritu Santo
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En una Iglesia sinodal, el caminar juntos se consolida a medida que se construye un camino común, con la participación de todos los bautizados. Avanzar en este camino, que no es una novedad en las nueve iglesias que lo integran, es la propuesta de la 52ª Asamblea Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB Norte 1), que se celebra en Manaos del 15 al 17 de septiembre de 2025, con más de 70 participantes.

Asimilar, caminar, vivir la comunión
En el intercambio entre las iglesias se perciben estos signos de sinodalidad, pero también algunos retos. No se puede ignorar que se trata de un proceso que exige asimilación, un ejercicio de caminar juntos y vivir la comunión. De ahí la necesidad de profundizar en la formación que ayude a conocer el Documento Final del Sínodo de la Sinodalidad, de una escucha dentro y fuera de los ambientes eclesiales, que ayude a valorar las aportaciones de los pueblos indígenas, la voz de las mujeres y de los jóvenes, en definitiva, el protagonismo laical.
Una Iglesia que se convierte en testigo cuando cuida de los vulnerables, de las víctimas de abusos y de la trata de personas, de los migrantes, de los enfermos, de los descartados. Una Iglesia que apuesta por las pequeñas comunidades, lugares de encuentro, de celebración, de compartir la Palabra en los círculos bíblicos, de salida misionera, de gran diversidad de ministerios, confiados a hombres y mujeres laicos. En este sentido, es interesante ver áreas misioneras confiadas a mujeres, ejemplo del avance del protagonismo femenino en los espacios de decisión, elemento destacado en la Iglesia sinodal. Junto con esto, la creación de equipos sinodales diocesanos, donde el obispo, los presbíteros, las religiosas y los miembros del laicado disciernen juntos el camino a seguir.
Retos por afrontar
Pero también una Iglesia que se enfrenta a los retos de las largas distancias y la precariedad logística. El desafío de avanzar en la conversión, en la escucha, en el camino ecuménico e interreligioso con vistas a acciones sociales y ecológicas comunes, a una mayor presencia en los momentos de dolor de la gente y en los lugares más lejanos, a una escucha real que lleve al discernimiento pastoral, a vivir una espiritualidad sinodal en el día a día. Esta Iglesia sinodal afronta los retos de la pastoral urbana o del mundo digital, donde este caminar juntos resulta más complicado.
Para acompañar la vida de las comunidades, las parroquias y las iglesias locales, el Seminario San José de la archidiócesis de Manaos, un signo de sinodalidad, forma sacerdotes para la Amazonía. 47 jóvenes procedentes de diversas iglesias locales son acompañados por el equipo formativo, que les ayuda a descubrir los elementos propios que deben configurar la vida de los futuros presbíteros. Un signo de sinodalidad que también se puede percibir en el Tribunal Eclesiástico, que presta servicio a las nueve iglesias locales y tiene como prioridad ser un espacio de escucha.
Directrices generales de la acción evangelizadora
Una escucha presente en la elaboración de las Directrices generales de la acción evangelizadora de la Iglesia de Brasil, un camino iniciado en 2022, enriquecido con el Sínodo de la Sinodalidad y con las aportaciones de muchos actores, también del Regional Norte 1 de la CNBB. Se busca construir un verdadero instrumento de comunión y acción evangelizadora en continuidad con el Sínodo de la Sinodalidad. La asamblea Regional Norte 1 está siendo una oportunidad para aportar elementos presentes en las iglesias locales, que ayuden a concretar las tres conversiones necesarias que propone el Sínodo: de las relaciones, de los procesos y de los vínculos.
Los participantes en la asamblea destacan la necesidad de una evangelización sinodal, basada en una espiritualidad encarnada y en la escucha del Espíritu Santo, y que promueva una formación integral, que abarque todas las dimensiones, con comunidades que anuncian y defienden la vida. Junto con esto, la caridad pastoral, la escucha, el diálogo y la conversación espiritual. Es necesario acoger una conversión de las relaciones a partir de la misión, que tiene como base el bautismo, que debe ayudar en el protagonismo laical, en el incentivo de la ministerialidad y en la presencia de las mujeres en los espacios de decisión, también en instancias mayores. Esto porque la misión es de todo el Pueblo de Dios.

La comunidad como expresión de la vida eclesial
El reto es hacer realidad una Iglesia más sinodal que sacramental, lo que exige revisar los procesos de acompañamiento y una formación sinodal que genere un sentido de pertenencia eclesial que se concrete en la vida en comunidad. El discernimiento en todas sus dimensiones permite avanzar en el camino de la sinodalidad. La opción por Jesús debe entenderse como la base de todo proceso, algo que está presente en la iniciación a la vida cristiana y en la familia, base de toda realidad.
Asumir la dinámica de la inculturación y la interculturalidad se convierte en una necesidad, al igual que el diálogo con las nuevas expresiones juveniles. La Palabra de Dios debe situarse en el centro, como fundamento de la espiritualidad bíblica y de una liturgia comprometida con la vida y con la ecología integral. Todo ello en comunidad, con vistas a fortalecer la comunión, para comprender que la misión debe tener en cuenta la diversidad de cada lugar.
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