Este 24 de julio se cumplen 35 años del martirio del misionero comboniano Dário Bossi: “el padre Ezequiel vive hoy, más que nunca, en la Amazonía y en la memoria de las comunidades cristianas”

Ezequiel Ramin
Ezequiel Ramin

Ezequiel Ramin “no se conformaba con esta realidad y la opresión que sufría el pueblo, siempre reforzaba la idea de que la fe caminaba de la mano de la vida”

“Es esencial vincular la figura del Padre Ezequiel al Sínodo de la Amazonía, porque el Sínodo fue un kairós, un momento histórico en el camino de Dios y la Iglesia en la Amazonía”

Para el Papa Juan Pablo II, el joven misionero italiano fue visto como testigo de la caridad de Cristo. También, en el Sínodo para la Amazonía, el Papa Francisco puso la figura del Padre Ezequiel como testigo de la lucha por las causas de los pueblos amazónicos

“El aniversario de la muerte de Ezequiel de este trágico momento de recuerdo para las numerosas víctimas de COVID-19, especialmente las comunidades indígenas y amenazadas”.

Dário Bossi
Una de las páginas más gloriosas de la Amazonía fue escrita por los mártires, una idea que apareció en el Sínodo para la Amazonía, donde se hizo presente la figura de alguien de quien este 24 de julio se cumplen 35 años de su martirio, el padre Ezequiel Ramin. El misionero comboniano había llegado a Brasil poco más de un año antes, “con mucho entusiasmo y sensibilidad por la situación de vida del pueblo”, como recuerda Flávio Schmidt, coordinador de los laicos combonianos en Brasil.

A sus 31 años de edad, Ezequiel Ramin “no se conformaba con esta realidad y la opresión que sufría el pueblo, siempre reforzaba la idea de que la fe caminaba de la mano de la vida”, según Flávio. Ezequiel Ramin era alguien que había estado muy comprometido con la causa de los pobres desde que se unió a la congregación en 1972, un rebelde, como le definía Giovanni Munari, uno de sus colegas desde el comienzo de su vida religiosa, actual Superior de los combonianos en Italia. Sus palabras fueron pronunciadas en uno de los eventos organizados por la Amazonía Casa Común, durante la celebración de la Asamblea Sinodal, "P. Ezequiel Ramin: Iglesia que da vida a la Amazonía".

En ese evento también estaban los hermanos de Ezequiel, gente de fe, inculcada por sus padres, campesinos en la región de Padua, algo que marcó la vida del misionero comboniano y su trabajo al lado de los pequeños agricultores. El mejor ejemplo de fe de la familia lo dio el padre de Ezequiel Ramin, quien al recibir el cuerpo de su hijo en el aeropuerto, dijo "ya hemos perdonado, porque en nuestra familia no hay palabras de odio o venganza", algo que fue asumido por sus hijos, pues como en octubre decía Antonio Ramin, "como familia perdonamos a los que mataron a Ezequiel, como familia decimos que ya no es nuestro, pertenece a la Iglesia", palabras que solo pueden venir de un corazón lleno de fe.

La figura de los mártires tuvo un protagonismo fundamental en el desarrollo de la Asamblea Sinodal, como recuerda Dário Bossi, uno de los padres sinodales, “en la apertura del Sínodo de la Amazonía, la imagen de Ezequiel se mezcló con el Papa Francisco, con la gente que había construido todo el recorrido del Sínodo, sacerdotes, religiosas, laicos y laicas que abrieron la Asamblea Sinodal, detrás de los rostros de los mártires de la Amazonía”. Como iconos que recordaban lo que sus vidas significaron, “la imagen de él y de muchos otros mártires permaneció allí, a los pies del Papa Francisco, en la asamblea, mientras debatíamos y construíamos el proceso sinodal”, afirma el provincial de los combonianos en Brasil.

Apertura del Sínodo para la Amazonía

De esa asamblea, Dário Bossi, recuerda las palabras de Gregorio Díaz Mirabal, el coordinador de la COICA, la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, quien dijo que “no puedo hablar ante esta gente que nos mira, es demasiado fuerte para mí, me hace pensar mucho en la gente de mis comunidades, que han caído en la defensa de sus tierras”. El padre sinodal, para quien “es esencial vincular la figura del Padre Ezequiel al Sínodo de la Amazonía, porque el Sínodo fue un kairós, un momento histórico en el camino de Dios y la Iglesia en la Amazonía”, afirma que “la participación de los seguidores de Jesús en su pasión, muerte y gloriosa resurrección, acompañó a la Iglesia, especialmente en aquellos momentos y lugares en los que, a causa del Evangelio, vivió a favor de la ecología integral en la Amazonía”.

A nadie se le escapa que Ezequiel Ramin “era consciente de los riesgos que corría en su posición, hasta el punto de declarar en una homilía, si mi vida os pertenece, entonces también os pertenecerá mi muerte”, como recuerda Flávio Schmidt. De hecho, el joven misionero comboniano “siempre estaba dispuesto a servir, cuando escuchaba el relato de alguien que sufría, ofrecía como respuesta un abrazo”, recuerda el coordinador de los laicos combonianos en Brasil. Entre las palabras del padre Ezequiel están aquellas en las que decía que “soy feliz cuando veo a alguien sonreír, cuando puedo ayudarlo, cuando recibo a Cristo, cuando a veces me olvido de mí mismo por los demás, cuando ocupo bien el día, soy feliz cuando vivo en plenitud”, algo que estuvo presente en el poco más de un año en que fue misionero en Brasil.

El martirio de alguien que era visto como amigos de los campesinos, de los más pobres, de los indígenas, hizo que “en la celebración de su misa de despedida, un indígena declaró que sufría como si hubiera perdido a un familiar”, recuerda Flávio. Para el Papa Juan Pablo II, el joven misionero italiano fue visto como testigo de la caridad de Cristo. También, en el Sínodo para la Amazonía, el Papa Francisco puso la figura del Padre Ezequiel como testigo de la lucha por las causas de los pueblos amazónicos, una lucha con la que siempre se comprometió y que sigue siendo tan actual hoy en día, en una Amazonía cada vez más amenazada en ser depredada por los grandes proyectos con la vista gorda, inclusive el apoyo explícito, de los gobiernos.

Flávio Schmidt

En este momento en que se celebran los 35 años del martirio del padre Ezequiel Ramin, el provincial de los combonianos en Brasil recuerda aquello que el Sínodo para la Amazonía quiso poner de manifiesto, la necesidad de “escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres, un grito entrelazado con el de las víctimas”. Entre ellas Dário Bossi recuerda a Cleusa, Dorothy, Alejandro Labaka e Inés, Zé Claudio y María do Espirito Santo, en quienes descubre “la voz silenciosa y la construcción obstinada de la vida desde abajo, la vida de las comunidades”.

El padre Bossi señala que no se puede separar “el aniversario de la muerte de Ezequiel de este trágico momento de recuerdo para las numerosas víctimas de COVID-19, especialmente las comunidades indígenas y amenazadas”. Son muchos los que han fallecido víctimas de la pandemia en la Amazonía, 18.939 según los últimos datos recogido por la REPAM, entre ellos 1.104 indígenas. Dário Bossi recuerda a “Dionito Macuxi, a Albino Andrade, y a la abuela Bernaldina Macuxi, a Paulino Paiakán Kayapó, a Paurini Assuaré y su esposa, a Lourenço Diamantino Kaingang, y también a nuestro compañero Zé Aparecido, que amaba a Ezequiel y cantaba su vida”.

Pero también es tiempo de mirar al futuro, hacerlo desde el testimonio de vida de Ezequiel Ramin. Por eso, celebrar su memoria hoy en día, implica, según el provincial de los combonianos en Brasil, “por lo menos cuatro compromisos: primero, mostrar solidaridad con todos los pueblos indígenas, para decir basta al asesinato, que se debe a una omisión deliberada de asistencia y a la falta de trabajo preventivo. En segundo lugar, defender de manera intransigente la Amazonía, que nunca estuvo tan amenazada como hoy en día y está en peligro, al borde de un punto de no retorno, y hacer un llamamiento sobre eso a la Iglesia universal. Tercero, renovar el compromiso del Sínodo, nuevos caminos para la Iglesia y una ecología integral, tierra, techo y trabajo para todos. Cuarto, animar el protagonismo de la Iglesia Amazónica, la inculturación del Evangelio, la fuerza de las comunidades eclesiales de base, la formación de los laicos”.

Todo esto muestra que “el padre Ezequiel vive hoy, más que nunca, en la Amazonía y en la memoria de las comunidades cristianas”, enfatiza Dário Bossi. Sus palabras son reforzadas por Flávio Schmidt, quien insiste en que “el ejemplo y el testimonio sirvan de inspiración para poner en práctica lo que la Iglesia ha estado pidiendo en estos tiempos difíciles, especialmente en relación con la cuestión de la Amazonía”.

Padre Ezequiel Ramin

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