Comentario al Evangelio de la Solemnidad de Pentecostés Ojea: “El Espíritu provoca en nosotros una unidad de vida”

“El Señor envía su más onda intimidad, lo más profundo de su corazón, lo deja aquí con nosotros”
“El primer efecto entonces del espíritu es esta coherencia, esta unidad de vida y el segundo yo diría como para pedirles la creatividad”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En la Solemnidad de Pentecostés, día que en Argentina se realiza la Colecta Anual de Cáritas Argentina, que en 2025 tiene como lema: “¡Sigamos organizando la Esperanza!”, el obispo emérito de San Isidro, Mons. Oscar Ojea, inició su reflexión recordando que “recibimos el Espíritu Santo. Es Pentecostés. El Señor envía su más onda intimidad, lo más profundo de su corazón, lo deja aquí con nosotros”.

Sentirse débil, frágil
Ojea llamó a detenerse en la secuencia, “cuya lectura recomiendo, que es un maravilloso trabajo de hace siglos en la Iglesia, que llama al Espíritu Santo, padre de los pobres. Porque para recibir el Espíritu hay que sentirse débil, frágil, hay que sentirse nada delante de Dios”.
Según el obispo argentino, “a nadie le pasó esto como a la Virgen, como a María. Ella sabía cómo nadie que era nada delante de Dios, que era cero, su humildad, padre de los pobres. Por eso descendió tan hondamente el Espíritu Santo en ella que la hizo fecunda. Y ella nos acompaña ahora a recibir el espíritu que nos prometió Jesús para que nosotros también desde nuestra pobreza podamos abrirnos al Espíritu Santo”.
Analizando la secuencia, señaló que “el primer efecto del Espíritu es que provoca en nosotros una unidad de vida. El Espíritu es armonía y nos da un profundo equilibrio interior. Por eso llamado descanso en el trabajo, templanza en las pasiones y alegría en nuestro llanto. Es decir, conjuga aquello que nosotros tenemos como sufrimiento, como penalidad con la gracia de Dios, el amor de Dios. También le pedimos y seguimos leyendo la secuencia al Espíritu Santo, que lave nuestras manchas, que limpie todo lo que es oscuro y ambiguo en nosotros. Le pedimos también que sane lo que está enfermo, que riegue lo que está árido”.
Necesidad del Espíritu
Ojea preguntó: “¿Qué necesidad tenemos de esto hoy más que nunca? También le pedimos al Espíritu Santo que enderece lo que está torcido, que haga flexible lo que está rígido y que ponga un poco de calor en lo que está frío. ¿Cuánto necesitamos esto en este momento del mundo en que estamos viviendo?” Ante eso recordó “esa falta de apertura, ese egoísmo, ese no me importa mi hermano”.
Para el obispo, “el primer efecto entonces del espíritu es esta coherencia, esta unidad de vida y el segundo yo diría como para pedirles la creatividad. La creatividad para sostener en la esperanza a todos los hermanos, a los que están cerca nuestro y a los que están lejos”. En esa perspectiva preguntó: “¿Y cómo sostenemos en la esperanza a los demás?”, a lo que respondió que “por la caridad”.
El Espíritu Santo es el amor de Dios
Según Ojea, “el Espíritu Santo es el amor de Dios”. Por eso considera algo bueno que “coincida la colecta de Cáritas, cuyo lema es: ‘Sigamos organizado la esperanza’”. En ese sentido, reforzó que es bueno “que coincida con el día de Pentecostés, con el día del espíritu, que es el amor de Dios. Pidámosle entonces este equilibrio interior, esta necesaria apertura a los demás, que deje de lado nuestra frialdad, nuestra rigidez, nuestra indiferencia, ese nuestro estar torcido que los pueda abrir al prójimo y que este gesto de la Colecta de Cáritas de este año sea como un signo, como un símbolo de la apertura interior que produce en nosotros el Espíritu, padre de los pobres, ya que nosotros verdaderamente lo somos y tan necesitados de él”.
Finalmente, pidió “que la Virgen nos abra el corazón para recibir en profundidad toda la intimidad del espíritu de Jesús”.
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