Comentario al Evangelio de la Solemnidad de Cristo Rey Ojea: "Tratemos de mirar a este Rey y veamos qué paradoja: su trono es la Cruz"

Monseñor Oscar Ojea
Monseñor Oscar Ojea

“El Rey está humillado, del Rey se burlan, al Rey lo abandonan. El Rey está en el colmo de su despojo y en el colmo de su pobreza. Y desde allí, desde ese lugar tremendo, realiza la obra de amor más grande del mundo”

“Acuérdate, hazme un lugar en medio de tantas cosas que habrá en ese Reino. En algún momento acuérdate de mí, como cuando nosotros le decimos a una persona que queremos, reza por mí, acuérdate, tenme presente, no te olvides, en algún momento acuérdate de mí”

En la solemnidad de Cristo Rey, el obispo emérito de San Isidro, Mons. Oscar Ojea, inició su reflexión diciendo que “mirando a Jesús en la Cruz, podemos pensar: ¿Qué Rey tenemos? Tratemos de mirar a este Rey y veamos qué paradoja: su trono es la Cruz, su corona es una corona de espinas, su cetro había sido una caña”.

Cristo Rey

Un Rey humillado

Para el obispo argentino, “el ropaje del Rey es el colmo de la pobreza, porque el Rey está desnudo, sin ropa, clavado en la Cruz. No hay anillos en sus manos, tiene las manos clavadas en la Cruz. El Rey está humillado, del Rey se burlan, al Rey lo abandonan. El Rey está en el colmo de su despojo y en el colmo de su pobreza. Y desde allí, desde ese lugar tremendo, realiza la obra de amor más grande del mundo”.

“En medio de esa oscuridad, de ese abandono, aparece este buen ladrón. El buen ladrón que mira a Jesús, que está padeciendo lo mismo que él. Por eso Jesús se siente tan entendido por el ladrón porque está sufriendo lo mismo. No la está viendo de afuera, la está viendo de adentro, pero la ve de adentro con una inmensa humildad”, afirmó Ojea. Citando el texto del Evangelio, recordó las palabras del buen ladrón al otro: “Nosotros merecemos este castigo porque nosotros hemos fallado, hemos pecado”.

Acuérdate de mí

Para Ojea, “es la humildad del buen ladrón lo que resalta en su oración. El buen ladrón no había sido apóstol, no había seguido a Jesús en su vida terrena, lo conocía recién, lo conoció en la Cruz”. Desde ahí comentó: “qué modo de conocimiento. Y, sin embargo, cree en su Reino. Jesús lo llama con su nombre de pila, el Salvador, el nombre que le había puesto el ángel, el nombre que le pone José”, y le pide: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.

“Acuérdate, hazme un lugar en medio de tantas cosas que habrá en ese Reino. En algún momento acuérdate de mí, como cuando nosotros le decimos a una persona que queremos, reza por mí, acuérdate, tenme presente, no te olvides, en algún momento acuérdate de mí”, reflexionó el obispo argentino. Según Ojea, “la respuesta de Jesús es impresionante. En primer lugar, te lo aseguro con ese refuerzo que tenía en arameo el término amén”. Citando el texto bíblico: “Yo te lo aseguro, así va a ser”, señaló que“hoy no solamente me voy a acordar de vos en algún momento, sino que te llevo conmigo hoy, te llevo conmigo. Hoy estarás conmigo”.

Ven conmigo

En ese sentido, hizo ver que “el Señor lo lleva de la mano, el Señor lo lleva en su corazón. Es una palabra llena de intimidad: ´Ven conmigo´. Es el primer santo, es el primer decreto del Rey. Es el decreto que surge de su misericordia: ´Hoy estarás conmigo´”.

“Nos hace acordar aquellas palabras de la oración sacerdotal: ´Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo estoy´. Nos hace recordar a las palabras del Padre misericordioso en la parábola del Hijo pródigo al Hijo mayor: ´Tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo´. Hoy estarás conmigo como un amigo, lo más cercano en el paraíso”, comentó el obispo.

Finalmente, invitó a pedir a Cristo Rey “que nos alcance a nosotros este decreto de amor, que, desde su pobreza absoluta, con el amor nos redimió y nos hizo hijos de su Padre”.

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