Se cumple un año del inicio de la Asamblea Sinodal en el Vaticano Sínodo para la Amazonía: un puente entre Laudato Si y Fratelli Tutti

Abertura del Sínodo para la Amazonía
Abertura del Sínodo para la Amazonía

Como muchas cosas que han sucedido en el pontificado de Francisco, el Sínodo para la Amazonía trajo nuevos elementos a la vida de la Iglesia

Tanto los indígenas como las mujeres desempeñaron un papel fundamental en el curso de la asamblea sinodal

Fratelli Tutti aborda el tema del diálogo social para una nueva cultura, colocando esta actitud como una posibilidad de crecimiento

"En un verdadero espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia. Así se vuelve posible ser sinceros, no disimular lo que creemos, sin dejar de conversar, de buscar puntos de contacto, y sobre todo de trabajar y luchar juntos"

No olvidemos que todo está interconectado, que todo es parte de un proceso de discernimiento, siempre cuidado por el Papa Francisco, que nunca da puntada sin hilo

Abertura Sínodo para la Amazonía
El Papa Francisco considera el Sínodo para la Amazonía como un hijo de Laudato Si'. Después de leer, aún sin un análisis profundo, Fratelli Tutti, me atrevo a decir que la nueva encíclica recoge muchos elementos presentes en la reflexión del último Sínodo, que este 6 de octubre cumple un año de la apertura de su Asamblea Sinodal. De hecho, el último Sínodo puede ser considerado como un puente entre Laudato Si' y Fratelli Tutti, hasta ahora, los dos grandes escritos del Papa Francisco.

Tuve la suerte de seguir de cerca esta asamblea, desde el exterior, pero con suficiente información sobre lo que estaba sucediendo dentro de la sala sinodal. Como muchas cosas que han sucedido en el pontificado de Francisco, el Sínodo para la Amazonía trajo nuevos elementos a la vida de la Iglesia. Lo primero, que siempre he considerado de fundamental importancia, fue el proceso de escucha, desarrollado en el territorio durante casi un año, que dio a los participantes de la asamblea elementos suficientes para hacer un buen trabajo. De hecho, el Papa Francisco, en su discurso, agradeció al comienzo de los trabajos del salón del sínodo, el trabajo preparatorio.

En la mañana del 7 de octubre, el 6 de octubre sólo se celebró una misa en la Basílica de San Pedro, la Amazonía y sus pueblos entraron en la misma Basílica e inundaron con su vida la Sede Pontificia. Después de una oración inicial, que dejaba de lado las rúbricas del Vaticano para asumir el estilo amazónico, comenzó una procesión hacia la sala sinodal donde Francisco, con una amplia sonrisa, caminó entre la gente, junto con los cardenales y obispos, pero también con los pueblos originarios y las mujeres.

Abertura Sínodo

Tanto los indígenas como las mujeres desempeñaron un papel fundamental en el curso de la asamblea sinodal. Dicen que las veces que ellos y ellas hablaron, el Papa Francisco prestó especial atención. De hecho, fueron los representantes de los pueblos indígenas y las mujeres quienes mejor entendieron y asumieron lo que el Papa Francisco pidió al principio de la asamblea: "hablar con coraje, con parresía, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento".

Esta petición del Papa Francisco es un elemento fundamental si queremos entrar en un verdadero diálogo, donde todos tengan la oportunidad de hablar, pero también la obligación de escuchar. Precisamente el diálogo es una de las palabras más presentes en los Fratelli Tutti, donde aparece 49 veces y forma parte, junto con la amistad social, del título del capítulo VI, que puede considerarse como el capítulo fundamental de la encíclica. Es una actitud que no nos lleva a renunciar a nuestras convicciones, sino a abrirnos a todos los que, con buena voluntad, buscan juntos la verdad, como sugiere el texto.

El diálogo es un elemento que abre camino a la fraternidad, "un diálogo paciente y confiado", como nos dice Fratelli Tutti, "para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás". En este sentido, podemos decir que el Sínodo para la Amazonia ha sido un instrumento para profundizar en la realidad de los pueblos originarios, que ha ayudado a la Iglesia a aprender un poco más sobre lo que significa cuidar la casa común, "desde el amor a la tierra, al pueblo, a los propios rasgos culturales".

Querida Amazonia, en un texto que se cita en la nueva encíclica, nos recuerda que "la propia identidad cultural se arraiga y se enriquece en el diálogo con los diferentes y la auténtica preservación no es un aislamiento empobrecedor". Sabemos lo difícil que es aceptar al diferente, algo que estuvo presente en el propio Sínodo. En este sentido, volviendo al discurso inaugural del Papa Francisco ante la Asamblea Sinodal, dijo que "ayer me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón, sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza, decidme: ¿qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el “tricornio” que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?

Sínodo Amazonía

Fratelli Tutti aborda el tema del diálogo social para una nueva cultura, colocando esta actitud como una posibilidad de crecimiento. Para ello, el Papa Francisco hace un llamado a dejar de lado "la costumbre de descalificar rápidamente al adversario, aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso, donde se busque alcanzar una síntesis superadora". A lo largo de la historia, incluso dentro de la propia Iglesia, se han aplicado atributos humillantes a los pueblos indígenas, hasta el punto de considerarlos gente sin alma. El Sínodo para la Amazonía ha contribuido a avanzar en un diálogo abierto y respetuoso, actitud asumida en las últimas décadas y cada vez más presente en la vida de la Iglesia.

Citando de nuevo a Querida Amazonía, Fratelli Tutti nos recuerda que "en un verdadero espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia. Así se vuelve posible ser sinceros, no disimular lo que creemos, sin dejar de conversar, de buscar puntos de contacto, y sobre todo de trabajar y luchar juntos". Esta voluntad de trabajar y luchar juntos ha sido fuertemente asumida por la Iglesia Católica. Podemos poner como ejemplo el trabajo del Consejo Indigenista Misionero - CIMI, en Brasil, y la Red Eclesial Pan-Amazónica - REPAM, además de muchas otras organizaciones eclesiales que van de la mano con las organizaciones y pueblos indígenas, afirmando una alianza cada vez más firme.

Todo lo que hemos vivido en este último año, marcado por la pandemia del COVID-19, que tiene como una de sus causas nuestra falta de cuidado de la casa común, debe llevarnos a hacer realidad, no sólo en la Amazonia sino en la Iglesia universal y en la sociedad planetaria, el llamado a la conversión que aparece en el Documento Final de la Asamblea iniciada hace un año: pastoral, cultural, ecológica y sinodal. Pero también debe llevarnos a soñar con el Papa Francisco, un sueño social, cultural, ecológico y eclesial. No olvidemos que todo está interconectado, que todo es parte de un proceso de discernimiento, siempre cuidado por el Papa Francisco, que nunca da puntada sin hilo.

Sala Sinodal

Volver arriba