Encuentro de Catequistas de la Amazonía brasileña reúne 300 participantes de 24 a 27 de julio Steiner: En la Amazonía, una catequesis inculturada

Una catequesis que sea “evangelización liberadora” y “no un código de doctrinas, un manual de moral, de reglas a seguir”
“La catequesis en una comunidad de espíritu sinodal en la Amazonía despierta a la comunidad a la presencia estable de responsables laicos, maduros y dotados de autoridad”
Para crecer en la Amazonía, la Iglesia debe “moldear su propia identidad en la escucha y el diálogo con las personas, las realidades y las historias del territorio, desarrollando cada vez más un necesario proceso de inculturación”
“Para lograr una renovada inculturación del Evangelio en la Amazonía, la Iglesia necesita escuchar la sabiduría ancestral, volver a dar voz a los ancianos, reconocer los valores presentes en el estilo de vida de las comunidades nativas, recuperar a tiempo las preciosas narraciones de los pueblos”
“Las estructuras sociales, las expresiones culturales, los seres en su totalidad, la comunidad de fe, deben tenerse en cuenta en la catequesis, ya que forman parte de la experiencia cotidiana de la fe, en la encarnación y la liberación, especialmente en la Amazonía”
Para crecer en la Amazonía, la Iglesia debe “moldear su propia identidad en la escucha y el diálogo con las personas, las realidades y las historias del territorio, desarrollando cada vez más un necesario proceso de inculturación”
“Para lograr una renovada inculturación del Evangelio en la Amazonía, la Iglesia necesita escuchar la sabiduría ancestral, volver a dar voz a los ancianos, reconocer los valores presentes en el estilo de vida de las comunidades nativas, recuperar a tiempo las preciosas narraciones de los pueblos”
“Las estructuras sociales, las expresiones culturales, los seres en su totalidad, la comunidad de fe, deben tenerse en cuenta en la catequesis, ya que forman parte de la experiencia cotidiana de la fe, en la encarnación y la liberación, especialmente en la Amazonía”
“Las estructuras sociales, las expresiones culturales, los seres en su totalidad, la comunidad de fe, deben tenerse en cuenta en la catequesis, ya que forman parte de la experiencia cotidiana de la fe, en la encarnación y la liberación, especialmente en la Amazonía”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
La diócesis de Castanhal acoge del 24 al 27 de julio el 1er Encuentro de Catequesis de la Amazonía Brasileña, con la presencia de más de 300 catequistas. El tema del encuentro es “Iniciación a la vida cristiana en la Amazonía: Anuncio, Mistagogia y Ecología Integral”.

La Iglesia debe crecer en la Amazonía
En su reflexión sobre “La Iglesia debe crecer en la Amazonía (QA 66): Querigma, un anuncio de esperanza”, el arzobispo de Manaos, cardenal Leonardo Ulrich Steiner, trató de demostrar “la relevancia, la identidad y las características del anuncio querigmático en el territorio amazónico, iluminado por las reflexiones del Jubileo 2025, teniendo en cuenta que los pueblos de la Amazonía ‘tienen derecho al anuncio evangelizador’ (QA, 64); el Evangelio de la Esperanza”.
El Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad nos lleva a decir, según el cardenal Steiner, que “todos somos enviados a anunciar a Jesús, nuestra Esperanza”. Explicó el origen de la palabra catequesis, “instruir con voz viva”, insistiendo en que “la catequesis es anuncio”. Inspirándose en la Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI, el arzobispo de Manaos habló del “anuncio decisivo para la vida de la Iglesia, para ser Iglesia”, de ser cristianos, de “llegar, todos juntos, a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios”, según enseña San Pablo.
Hacer resonar el nuevo Reino
El cardenal recordó la importancia significativa de la catequesis, según San Juan Pablo II, una importancia que brota de los Evangelios, que lleva a ver la catequesis como “hacer resonar por todo el mundo el nuevo Reino, el Reino del amor, la vida de la Trinidad, a todas las criaturas, como Jesús con su vida, palabra, gestos, muerte y resurrección”. Se trata, siguiendo las palabras del Catecismo de la Iglesia, de hacer discípulos y discípulas, de profundizar en la fe. El Papa Francisco, recordó Steiner, destacaba la presencia en el Nuevo Testamento de bautizados que ejercieron el ministerio de transmitir la enseñanza de los apóstoles. En este sentido, el arzobispo de Manaos ve la catequesis como “el eco de la vida recibida de Jesús Crucificado-Resucitado, el Reino de Dios”, una idea presente en Lumen Gentium. Pero también sería “la posibilidad del encuentro, una forma de ser que genera nuevas relaciones, una nueva fraternidad, que lleva a pertenecer a una nueva comunidad”.
Un anuncio que “debe resonar constantemente en la Amazonía”, enfatizó el conferencista, siguiendo Querida Amazonía. Mostró que el Documento Santarém, en 1972, “señaló que la evangelización haría visible a Jesús crucificado y resucitado por la encarnación en la realidad y por la liberación de los hijos e hijas de Dios”. Esto se debe a que la catequesis “desea despertar a la presencia de Dios en la realidad actual de la Amazonía”, lo que exige una “catequesis que tenga en cuenta la realidad concreta de las comunidades”, subrayó el cardenal. Una catequesis que sea “evangelización liberadora” y “no un código de doctrinas, un manual de moral, de reglas a seguir”.

Crecer en la vida en Cristo con rostro amazónico
“La catequesis permite crecer en la identidad cristiana, en la vida en Cristo. La vida en Cristo con rostro amazónico”, según el cardenal. Reflexionó sobre el concepto de identidad, como “un proceso existencial del ser”, y afirmó que “la identidad cristiana tiene que ver con lo que damos a nuestro ser discípulo misionero, discípula misionera”, y junto con ello, “es la responsabilidad de ser cada vez más libremente discípulo misionero, discípula misionera”. Por eso, “la catequesis debería ser ese despertar para posibilitar una participación, una pertenencia a Cristo”.
Un inicio a la vida cristiana que tiene lugar en la comunidad, que se encarga de que “haya catequistas que ayuden a la iniciación a la vida cristiana, a la profundización de la vida según el Evangelio”. En la Amazonía esto se concreta en las Comunidades Eclesiales de Base, “primer y fundamental núcleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe”, siguiendo la propuesta de Medellín y Santarém. Una dinámica que tiene que ver con la sinodalidad, tan presente en la Amazonía. Por eso “la catequesis en una comunidad de espíritu sinodal en la Amazonía despierta a la comunidad a la presencia estable de responsables laicos, maduros y dotados de autoridad”.
Un proceso necesario de inculturación
Para crecer en la Amazonía, la Iglesia debe, según afirmó el arzobispo de Manaos, “moldear su propia identidad en la escucha y el diálogo con las personas, las realidades y las historias del territorio, desarrollando cada vez más un necesario proceso de inculturación”, con una catequesis que no desprecia las culturas amazónicas, ni “la riqueza de la sabiduría cristiana transmitida a lo largo de los siglos por la piedad de las comunidades”. Recordó la insistencia del papa Francisco en la inculturación, ya que “la gracia supone la cultura”, en un movimiento doble, una dinámica de fecundación y otra de recepción por parte de la Iglesia. Desde esta perspectiva, “la catequesis abierta a la receptividad de las culturas, por ejemplo, las indígenas, se convierte en una riqueza para la evangelización, para ser y existir como Iglesia”, según el cardenal, citando ejemplos de ello.
Una inculturación que “tiene que ver con la formación de catequistas indígenas”, con “ministerios que sean expresión del estilo de vida, de la cultura del pueblo”, con una acogida de las riquezas culturales en la catequesis, en la liturgia, en los sacramentos, en la organización de la comunidad eclesial y en los ministerios. Ante la realidad amazónica, marcada por diversas dificultades, “el ministerio del catequista recibe en esta realidad una verdadera misión: realizar el kerygma”, dijo el arzobispo de Manaos. Insistió en que “para lograr una renovada inculturación del Evangelio en la Amazonía, la Iglesia necesita escuchar la sabiduría ancestral, volver a dar voz a los ancianos, reconocer los valores presentes en el estilo de vida de las comunidades nativas, recuperar a tiempo las preciosas narraciones de los pueblos”, reconociendo los valores ya recibidos de los pueblos de la Amazonía.
Una catequesis llamada a ser hermenéutica de la totalidad, presente en los cuatro sueños de Querida Amazonia, que son dimensiones del todo. El arzobispo defiende “una sensibilidad para no imponer, una vez más, la cultura, las expresiones religiosas, las devociones”. En este sentido, insiste en que “las estructuras sociales, las expresiones culturales, los seres en su totalidad, la comunidad de fe, deben tenerse en cuenta en la catequesis, ya que forman parte de la experiencia cotidiana de la fe, en la encarnación y la liberación, especialmente en la Amazonía”. Por eso, “una hermenéutica de la totalidad ofrece a la catequesis un horizonte que ilumina el conjunto de la vida de la comunidad, la misión de la Iglesia”, señaló.

Despertar a la conversión
No se puede olvidar que “la catequesis despierta a la conversión, al cambio de vida, a la transformación, a la transfiguración, a la consumación, a la vida en plenitud”, una conversión también ecológica, que la Iglesia debe tener en cuenta. Una catequesis que “puede abrir el horizonte de la gratitud y la gratuidad”, de la fraternidad y la hermandad universal. Pero también hace realidad una Iglesia sinodal en misión, ya que la sinodalidad, según el Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad, “es un camino de renovación espiritual y de reforma estructural para hacer a la Iglesia más participativa y misionera”, y esto es un reto para la catequesis, fomentando la participación de todos, en comunidades que se sienten “misioneras, anunciadoras, acogedoras, consoladoras, solidarias”.
“La catequesis sinodal despierta a la grandeza y la belleza de ser Iglesia”, con comunidades dirigidas por laicos, en su mayoría mujeres, que visibiliza la Iglesia de los orígenes y la fuerza de las comunidades. Una Iglesia que escucha, sirve y acompaña, y que en la catequesis descubre su ser “misericordioso y lleno de compasión” y la necesidad de “involucrar a todos en el ser Iglesia”. Un ser catequista que “presencializa por la Iniciación el enseñar y vivir de Jesucristo”. Y esto hay que hacerlo, siguiendo el pensamiento de San Agustín, con indignación y valentía, para así experimentar que “la catequista, el catequista, tomado por la fuerza del Evangelio e iluminado por el Espíritu Santo, vive y hace eco del Evangelio de la Esperanza de manera inquieta y valiente”.
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