El Sínodo digital presente en la Asamblea Sinodal Xiskya Valladares: “En el ambiente digital, para que la semilla del Evangelio allí crezca, tiene que ser inculturada”

Hna. Siskya Valladares
Hna. Siskya Valladares

Una cultura en la en la que “encontramos a hermanos que anhelan el Anuncio”, donde dijo haber “muchos que necesitan esperanza, necesitan sanar sus heridas, necesitan una mano, necesitan a Dios”

El mundo virtual en la Iglesia no es solo para “comunicarles el horario de las misas, o invitarles a visitar la catedral”, y sí espacio de encuentro, escucha y acompañamiento, lo que demanda salir de nosotros mismos

“Son los que se fueron de la Iglesia heridos por tantas discriminaciones, o se aburrieron de nuestras prédicas, o no entendieron nuestro lenguaje o quizás nunca pisaron una iglesia. Pero siguen buscando”

“Un territorio idóneo para una iglesia sinodal misionera en la que todos los bautizados asumen corresponsabilidad por evangelizar”

Dos expertos en ese campo han dado su testimonio sobre la misión digital a los participantes de la Asamblea Eclesial, que se está llevando a cabo en el Aula Pablo VI y que este 13 de octubre ha iniciado los trabajos del Módulo B2, el tercero en la programación, reflexionando sobre la corresponsabilidad en la misión.

Siskya Valladares

La Iglesia te escucha

El laico mexicano José Manuel de Urquidi González y la religiosa nicaragüense afincada en España Xiskya Lucia Valladares Paguaga, compartieron lo vivido en el llamado Sínodo Digital, a través del proyecto “La Iglesia Te Escucha”, que definieron como una iniciativa llevada a cabo por una red de misioneros y evangelizadores digitales, con el acompañamiento del Dicasterio para la Comunicación y la Secretaría General del Sínodo, una experiencia dirigida exclusivamente a la periferia.

Ellos destacaron tres frutos: la misión digital se convirtió en elemento importante en la consulta global del Sínodo a partir de octubre de 2021, con 150 mil participantes, el 30% no creyentes y alejados, con frutos en la etapa continental; la creación de la conciencia misma de la misión digital, a pesar del poco apoyo institucional, que despertado “la conciencia de que formábamos parte de algo que podría llamarse la misión digital”, algo que les ha ido vinculando con los obispos, citando como ejemplo el encuentro durante la JMJ de Lisboa con 577 misioneros de 68 países; la creciente conciencia de la Iglesia de que la misión digital no es meramente un instrumento para llevar a cabo la evangelización, sino que es “un espacio, un territorio … un nuevo mundo para la Iglesia de comunión y misión”, citando las palabras del cardenal Tagle.

El ambiente digital es una cultura

La Hna. Xiskya ha insistido en que “el ambiente digital es una cultura, un ‘lugar’ donde las personas – todos nosotros – pasamos gran parte de nuestras vidas”, que “tiene su lenguaje y modos de actuar propios”, y donde “para que la semilla del Evangelio allí crezca, tiene que ser inculturada”. Una cultura en la en la que “encontramos a hermanos que anhelan el Anuncio”, donde dijo haber “muchos que necesitan esperanza, necesitan sanar sus heridas, necesitan una mano, necesitan a Dios”.

La religiosa insistió en que el mundo virtual en la Iglesia no es solo para “comunicarles el horario de las misas, o invitarles a visitar la catedral”, y sí espacio de encuentro, escucha y acompañamiento, lo que demanda salir de nosotros mismos. Recordando que “se dice que estamos en un momento de transformación en la Iglesia, que el modelo heredado ya no funciona para hablarle a la era digital”, hizo ver la propuesta de que “la Iglesia se debe construir desde las periferias”, considerando la cultura digital como “nueva Galilea”.

Urquidi

Una nueva Galilea

Eso en un mundo digital “en que necesitamos saber dónde están las trampas y trucos”, según Urquidi. Un territorio al que nos conduce “el mismo Espíritu que a través de este sínodo nos invita a abrazar la misión a esta nueva Galilea”. Para ello se hace necesaria “la escucha humilde, el acompañamiento y el diálogo, además de un buen conocimiento del tesoro de nuestra fe, que nos permiten entrar en diálogo con una población que con dificultad se ve en las iglesias”, según el mexicano.

Desde ahí resaltó que “son los que se fueron de la Iglesia heridos por tantas discriminaciones, o se aburrieron de nuestras prédicas, o no entendieron nuestro lenguaje o quizás nunca pisaron una iglesia. Pero siguen buscando”. Gente que en el anonimato de la virtualidad pueden “superar vergüenzas y distancias, o simplemente poder preguntar”, señalando que “entrar en diálogo con ellos requiere tiempo, paciencia, y mucho amor”. Y eso porque en un evangelizador digital, “lo que importa es tu capacidad de escucha y de diálogo”.

Urquidi considera el ambiente digital como “un territorio idóneo para una iglesia sinodal misionera en la que todos los bautizados asumen corresponsabilidad por evangelizar”. Eso en unas redes donde “todo es provisorio, fluido, incompleto”, donde se ofrece “el rostro misericordioso, que intenta comprender el lenguaje para trasmitir una Vida”. Desde ahí llamó a soñar que algún día todas las Diócesis tengan sus equipos de “misioneros digitales” enviados por sus Obispos; y que el ministerio de la escucha digital para encontrar el hermano que sufre sea parte normal de la vida de la Iglesia.

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