SIGNIS Ecuador recuerda la figura del “Obispo de los Indios” ¿Qué diría Monseñor Proaño al Ecuador de hoy?

¿Qué diría Monseñor Proaño al Ecuador de hoy?
¿Qué diría Monseñor Proaño al Ecuador de hoy?

Algo que con el Sínodo para la Amazonía ha cobrado gran actualidad es el tema de los ministerios asumidos por indígenas, en lo que se puede considerar uno de los pioneros a Leónidas Proaño, que ya defendía el ministerio diaconal y sacerdotal entre los indígenas, respondiendo a la necesidad de dar forma a una Iglesia indígena

Monseñor Proaño siempre defendió la necesidad de educar en la propia lengua de los pueblos indígenas, algo que hoy es una necesidad

Monseñor Proaño se emèñó en el compromiso y visión profética, en denunciar y anunciar la liberación de los más oprimidos entre los oprimidos, que eran los indígenas

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Este 31 de agosto se conmemoran 31 años del retorno a la Casa del Padre de Monseñor Proaño, el Taita Leónidas, una de las grandes figuras de la Iglesia latinoamericana del postconcilio, alguien que puede servir para descubrir los nuevos caminos que el Papa Francisco pretende encontrar en el Sínodo para la Amazonía, que de 6 a 27 de octubre tendrá su asamblea sinodal en el Vaticano.

Una de las insistencias del Papa es hacer realidad una Iglesia con rostro indígena, algo en lo que se esforzó Monseñor Proaño en sus más de 30 años de obispo de Riobamba, Ecuador. Amado por los pobres y perseguido por los poderosos, Taita Leónidas llegó a ser encarcelado por la dictadura de Guillermo Rodríguez Lara, e inclusive fue acusado de guerrillero ante el Vaticano, lo que fue demostrado que era mentira, siendo absuelto por el Papa San Pablo VI.

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Alguien cuya memoria continúa presente entre el pueblo ecuatoriano, ha sido recordado en estos días por la Asociación Católica de Comunicación, SIGNIS Ecuador, y el Movimiento Leonidas Proaño, que han promovido una jornada de reflexión con la que han pretendido recuperar el pensamiento y el compromiso profético del conocido como “Obispo de los Indios”. Todo ello en una tentativa de iluminar la búsqueda de soluciones a los problemas que vive el Ecuador en los actuales momentos, algo que también se podría decir de muchos países de América Latina, donde se ha instalado una política extractiva que amenaza con destruir la naturaleza.

Con el título ¿Qué diría Monseñor Proaño al Ecuador de hoy?, este jueves 29 de agosto tenía lugar un foro en la sede de CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina), en Quito, en el que el Doctor Rubén Bravo, la Hermana Eulalia Carrasco, el Padre José Manangón, sacerdote indígena, y el líder indígena Maximiliano Asadobay, han debatido sobre la figura de uno de los grandes referentes en lo que hace referencia al trabajo de la Iglesia con los pueblos originarios.

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Como reconoce Pepe Mármol, uno de los fundadores y expresidente de SIGNIS Ecuador, el foro fue un momento en el que “todos los expositores hablaron en profundidad de su experiencia de haber trabajado junto a Don Leónidas”. En ese sentido, el radialista señala que la hermana Eulalia Carrasco mostró “la visión que caracterizó a Monseñor Proaño en el cuidado de la creación, de la Pachamama, vinculando con el llamado de Papa Francisco en Laudato Si al cuidado de la Casa Común, y en la convocatoria al Sínodo Pan Amazónico, y la urgencia que tenemos todos los cristianos, toda la humanidad en cuidar la Madre Tierra, cuidar la Naturaleza, la Casa Común y, particularmente, la Amazonía, dados los últimos acontecimientos ocurridos en Brasil y en Bolivia, sobre todo”.

Monseñor Proaño fue alguien que se empeñó en la formación de líderes indígenas, una experiencia de la que participó Maximiliano Asadobay, que insistía en la organización popular y en la formación de una Iglesia indígena con una teología indígena. Algo que con el Sínodo para la Amazonía ha cobrado gran actualidad es el tema de los ministerios asumidos por indígenas, en lo que se puede considerar uno de los pioneros a Leónidas Proaño, que ya defendía el ministerio diaconal y sacerdotal entre los indígenas, respondiendo a la necesidad de dar forma a una Iglesia indígena. Maximiliano Asadobay destacaba el esfuerzo del obispo para la formación de catequistas, de líderes indígenas para la evangelización y la misión entre los pueblos indígenas.   

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Por su lado, el padre José Manangón se refería a la importancia de defender la educación bicultural bilingüe, superando una política que obligaba a los indígenas a estudiar exclusivamente en castellano. En ese sentido, Monseñor Proaño siempre defendió la necesidad de educar en la propia lengua de los pueblos indígenas, algo que hoy es una necesidad, según el padre indígena, educar en castellano y en quichua, lengua de los pueblos de la región andina ecuatoriana, relatando experiencia que se están llevando a cabo en ese sentido en la provincia de Cotopaxi, especialmente en la parroquia de Zumbahua.

Finalmente, el doctor Rubén Bravo abordó la dimensión profética de Monseñor Proaño, que asumió un Evangelio liberador, con grandes esfuerzos en el campo de la formación teológica, especialmente a través del IPLA (Instituto Pastoral para América Latina), que funcionó en Quito durante varios años del que el obispo de Riobamba fue su director, empeñándose en el compromiso y visión profética, en denunciar y anunciar la liberación de los más oprimidos entre los oprimidos, que eran los indígenas, una realidad que podemos decir continúa presente en Latinoamérica.

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Los actos continuaron el día 30 en la parroquia La Merced, donde se llevó a cabo un Cine Fórum en torno al documental “Leonidas Proaño, un hombre de Dios”, realizado por Vida Misionera, de los misioneros combonianos de Ecuador, dirigido por el Padre Pepe Barranco. El buen número de participantes, como informa Pepe Mármol, mostraron gran inquietud, pues muchos de ellos no conocieron a Monseñor Proaño, y los que le conocieron recordaron algunas de las facetas de la vida del obispo.

Posteriormente fue celebrada una Misa en Acción de Gracias, presidida por Monseñor Víctor Corral Mantilla, sucesor de Leónidas Proaño, quien “recordó algunas características de la forma de ser sencilla, su capacidad pedagógica para enseñar, para evangelizar”, según Pepe Mármol, quien insiste en que las dos jornadas fueron muy, muy interesantes.

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