“Tenemos la urgente necesidad de recordar que es el resucitado, presente en medio de nosotros, quien protege y guía a la Iglesia, reavivándola en la esperanza”, afirma el Papa León XIV en el mensaje que envía a los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, reunidos en su 40.ª Asamblea General Ordinaria del 27 al 30 de mayo en Río de Janeiro-Brasil.

Encuentro que sirve de marco para la conmemoración de los 70 años de la primera Asamblea General Ordinaria del Episcopado latinoamericano y Caribeño efectuada en 1955 en esta misma ciudad y con la que se plantó la primera semilla para la creación del organismo.

Reflexión y comunión

En su mensaje, el Santo Padre recuerda que en medio de la actual situación histórica, caracterizada por el gran número de hombres y mujeres que sufren la tribulación y la pobreza, el Celam es “un signo de colegialidad, colaboración y servicio a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, especialmente en la tarea de la evangelización y la atención pastoral al santo pueblo fiel de Dios que peregrina en ese amado continente”.

Misión que acompaña a la Iglesia que adelanta su misión entre los más vulnerables del continente y que de acuerdon con León XIV son víctimas de las diversas expresiones de la crisis que se vive actualmente a escala continental y mundial.

Así, el obispo de Roma se “une a la acción de gracias al Señor por la celebración de esta feliz ocasión, son 70 años de animación misionera y servicio a los episcopados del continente. “Saludo cordialmente a todos los obispos de América Latina y el Caribe reunidos en el espíritu colegial, para discernir juntos los desafíos que el tiempo actual presenta a la iglesia en América Latina”, indica.

Fortaleza en la misión

A la vez anima su intención de “buscar en comunión efectiva y afectiva, iniciativas pastorales que lleven a soluciones  según los criterios de la sagrada escritura, la tradición y el magisterio”.

De esta forma, el obispo de Roma alienta el camino del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño suplicando que se “fortalezca en su misión de salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas, para anunciarles el mensaje de salvación de Cristo Jesús y hacerlos participes de la alegría que nace del encuentro personal con él”.

Igualmente agradece al organismo episcopal por el servicio de acompañamiento que realiza en esta región del mundo. Es así que solicita a los obispos latinoamericanos su oración para que en el ejercicio de su tarea, “siempre sea fiel al ministerio que la Iglesia universal le ha confiado”.

Intención que confía a la maternal intercesión de María de Guadalupe, patrona del continente y del Celam, un deseo que expresa mientras imparte su bendición apostólica a los miembros del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño reunidos en Río de Janeiro.