Amor... Amar a Cristo más que cualquier otra cosa

Mi Dios no mutila sino que multiplica

Sor Véronique Magron, superiora provincial de mi Congregación en Francia, reflexiona sobre el amor a Cristo y me atrevo a traducirlo. Medito de noche y de día esta súplica: Amar a Cristo más que cualquier otra cosa. No es que el amor de Cristo se compare a otros. Desear amarlo, poner mis pasos en su rastro, ni de lejos hace el cómputo con otros amores, con otros compromisos. Porque Cristo no me retiene, no me constriñe. Todo lo contrario. Amarlo habita todo otro amor, buscarlo escruta todo conocimiento como en toda implicación en favor de lo humano. Mi Dios no mutila sino que multiplica, no constriñe el corazón ni el alma sino todo lo contrario, Él ensancha la tienda de la hospitalidad interior y el amor por los demás. Ninguna comparación, ninguna rivalidad.

Cristo

Viene a mis labios esta oración de Salomón a propósito de la sabiduría: “Yo la amé y la busqué y al tenerla por esposa, estaba prendido de su belleza; de este modo resolví tomarla por compañera de mi vida, será una consejera en mis preocupaciones y mis penas”.

Para los cristianos Cristo es la sabiduría, así me atrevo a decir amaré y buscaré a Cristo Jesús en mi juventud y buscaré tenerlo por compañero de todo bien.

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