Buscar sentido en Dios

Mirar
Muchas veces en la vida nos ocupamos de lo que no tiene sentido, de lo que es un tanto vacío, aunque no sepamos verlo en ese momento. Creemos que podemos lograrlo todo sin esfuerzo o en ocasiones, por métodos que no son del todo adecuados porque pueden afectar a otras personas.

Muchas veces… no pensamos las cosas y las consecuencias que pueden tener. Pero lo cierto aquí es que, si nos regalásemos tiempo para pensar, reflexionar… no actuaríamos de cierta manera, buscaríamos otros medios para el desarrollo de nuestro quehacer. No es tan difícil, no cuesta tanto trabajo plantearse lo que se quiere hacer y cómo se ha de hacer.

El Evangelio en muchos momentos nos está hablando de valentía, de entrega, de no tener miedo, de mirar hacia adelante, pero también hacia los lados. Mis acciones afectan a los otros y he de saber escoger con prudencia, pero también con amor.

No podemos culpar a los otros de nuestra elección en la vida, pero sí que los hemos de tener en cuenta, porque no podemos pasar por encima de nadie. No son los otros los que impiden vivir la felicidad, sino que uno mismo en muchas ocasiones, no sabe lo que quiere, y en lugar de aceptarlo, lo que se pretende es que otra persona cargue con la idea de que está impidiendo ejercer la libertad de uno mismo. Esta libertad, tantas veces buscada, es la que habla de cómo es la persona y qué es lo que valora en la vida.

Utilicemos nuestra vida para construir felicidad, alegría y acompañamiento a los otros. Es la manera para llegar a la propia alegría interior, a la construcción de una vida cargada de Dios, del único que puede colmar por completo el vacío interior del ser humano. Texto: Hna. Conchi García.
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