Fe... Caminar hacia Emaús

Emaús es lugar hacia el cual ir pero también lugar de descubrir y lugar de volver a recomenzar

emaus

Celebrar estos días de pascua es recordar lo que Dios ha hecho por el ser humano, es la demostración del amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros. Pascua es pasar de la oscuridad a la luz y de la muerte a la vida…; de la desesperación a la paz interior y de lo malo a lo bueno. Dios es sencillamente el protagonista, centro y luz de nuestra vida.

Hay muchos textos que nos hablan de ello, es decir, de cómo Dios se hace hombre y se entrega, por puro amor. Pero también es necesario observar cómo nosotros actuamos, cómo nos desenvolvemos delante de las situaciones que nos tocan vivir, y cómo reaccionamos delante de un Dios que ha resucitado y se hace presente en todo momento.

Un pasaje recurrente es el de los discípulos de Emaús. Es común, pero es uno de los textos que mejor reflejan cómo somos nosotros. Caminan, apesadumbrados a pesar de tener la promesa de la resurrección… y esta ceguera y oscuridad no les deja ver que quien camina al lado es el mismo Jesús. Sólo cuando parte el pan, es cuando lo reconocen, es decir, sólo cuando las cosas son evidentes caemos en la cuenta de la importancia que tiene vivir intensamente la vida.

De alguna manera sabían que estaban delante de alguien especial porque sentían que su corazón les hablaba de manera distinta, pero al dejarse llevar únicamente por sus propias ideas y fuerzas, no son capaces de acabar de descubrir a Jesús resucitado, a la vida en la propia vida.

Caminar no quiere decir obviar el mundo; ir dando pasos en la vida no quiere decir olvidar lo que nos rodea, o lo que nos ha ayudado hasta el momento, es más… caminar es poner la mirada hacia adelante sin perder de vista lo que nada de lo que ya hemos vivido. Emaús es lugar hacia el cual ir pero también lugar de descubrir y lugar de volver a recomenzar. Tengamos presente este camino de Emaús, el cual nos impulsa, nos descubre y nos hace ver la resurrección.

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