Caminar vigilantes

camino
Jesús recorrió los caminos de Palestina. Ahora a nosotros nos toca recorrer el nuestro. Unos tienen un largo camino antes de llegar al termino del mismo, otros lo tienen corto. Lo importante no es que sea largo o corto, lo importante es cómo lo recorremos y al final del mismo se nos preguntará: ¿Qué has hecho durante su recorrido, cómo lo has hecho con brío y despierto o medio somnoliento?

Durante el camino hay que estar en vela, muy vigilantes, porque el enemigo puede aparecer de un momento a otro. En el camino hay con seguridad baches que tenemos que sortear; si no vamos con los ojos bien abiertos podemos tropezar. Tenemos que pedir al Señor que no nos apartemos de su camino porque él nos lo tiene señalado y querer salir de su camino es ir a la ruina. La pregunta que hacía este gran profeta que fue Isaías, al Señor era: “¿Por qué, Señor, haces que nos desviemos de tus caminos y endureces nuestros corazones para que no te respetemos? Cambia ya, por amor a tus siervos y a las tribus que te pertenecen” (63,17). Forma un tanto atrevida de presentarse al Señor como si él fuera el culpable de los errores del pueblo. En realidad, era la gran confianza del profeta hacia Dios que le hacía expresarse de esta forma.

En el evangelio de este primer domingo de Adviento (Mc 13,33-37), Jesús nos repite como en los anteriores domingos que estemos en vela, como en el de las 10 doncellas con las lámparas que esperan al esposo (Ma 25, 1-13). Una excelente petición que podemos hacer en este tiempo de preparación a Navidad, es la de la oración colecta de este domingo en la que ruega al Señor de acoger con buenas obras la venida de su Hijo Jesucristo. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
Volver arriba