Oración... Camino hacia la contemplación

¿De qué manera hacemos frente a las situaciones de pérdida, de dolor, de alegría o soledad?

En algún momento he hablado de este mismo tema, pero desde perspectivas diferentes. Ciertamente la contemplación es un camino amplio que invita a la serenidad, a la paz interior y a encontrarse con uno mismo. Muchas veces este camino se convierte en oscuridad y parece que no somos capaces de dar dos pasos seguidos, pero que este camino sea oscuro sólo es un parte de lo que en él hay y existe. Es necesario pasar por ello para poder llegar después a otros caminos que están por descubrir. La contemplación forma parte del ser humano, se desarrolle o no, pero el ser humano tiene necesidad de profundizar, de ir más allá de lo que la vida superficial pueda ofrecer. Lo que sí es verdad es que no es un camino fácil y las distracciones ocurren en todo momento y en toda vida. Lo importante de todo ello, como en la vida misma, es cómo asumimos la realidad que nos toca vivir, de qué manera hacemos frente a las situaciones de pérdida, de dolor, de alegría o soledad.

Para caminar hay que querer hacerlo, es necesario avanzar, y por otra parte también es imprescindible luchar contra lo que no forma parte de nuestro proyecto de vida. Hay que contar con momentos de debilidad que serán superados por otros de fuerza y empuje, por eso, nunca se ha de abandonar si estamos convencidos de que es nuestro camino. Desear la contemplación es querer dar sentido a lo que hacemos, es descubrir la sensibilidad que llevamos dentro de nosotros y sin duda es no conformarte con lo poco que se recibe de afuera, sino que se percibe la importancia del interior. La contemplación nos acerca a Dios, el único que al final de todo, da sentido a todo nuestro ser. San Agustín buscó, luchó contra todo y finalmente, más cerca de lo que él pensaba y miraba… encontró a la felicidad pura, que es Dios presente en la vida de todo ser humano.

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