Cruz, símbolo de perdón

Hay unos momentos que nos hablan del silencio de Jesús, es algo sobrecogedor cómo se descubre en algunos pasajes de los evangelios este aspecto. Tal vez donde se hace más patente sea en la cruz, “perdónalos porque no saben lo que hacen”. Cada palabra que pronuncia es una enseñanza y actitud de vida para nosotros. Jesús no ama únicamente a los que le aman o le siguen, sino que desde la cruz ama a sus “enemigos”. La profundidad con la que vive su relación con Dios y su amor al prójimo, es tal, que pasa por alto todo para llevar a cabo la misión del Padre.
¿Cómo es mi posición frente a los otros? ¿juzgo rápidamente?¿me pregunto el por qué de las cosas?... Amar en cierto modo, es dejar de centrarse en uno mismo para abrirse más al hermano, dejar de pensar en las propias cosas para interesarte por las cosas del otro, es decir, lo que le ocurre al mi hermano a mí me afecta. Jesús, en la cruz, marcó un camino, nos mostró que es posible seguir amando aún cuando creemos que no existe rumbo alguno. Jesús con la cruz nos enseñó que el perdón es posible, por ello la crucifixión es el símbolo del perdón por excelencia. Desde allí demuestra que Él sufre con nosotros, llora con nosotros y se alegra con nosotros.
Como siempre, su vida nos ayuda a fijarnos en lo esencial de la nuestra. Con ello no afirmo que hemos de realizar aquello para lo que no estamos preparados, pero sí que es el ejemplo para que no olvidemos que, como Jesús, la alegría y la paz se logra cuando aprendamos a amar incondicionalmente. Texto: Hna. Conchi García.