Dios sabe derivar todo hacia el bien

Dios sabe derivar todo hacia el bien
Dios sabe derivar todo hacia el bien

No nos podrá fallar el ánimo y menos en este tiempo de Pascua que nos mantiene en la contemplación de la Resurrección de Cristo. Y es que la Vida, aquella vida que nos lleva a un nuevo modo de ser, surge precisamente de la tumba de Jesús.

El momento actual no es fácil para nadie, todos sufrimos más o menos directamente las consecuencias de este virus que nos ha llevado al confinamiento casi total, con la imposibilidad de cualquier movimiento fuera de un ámbito muy reducido, pero Dios deriva siempre todo hacia el bien de cada persona, hacia su salvación.

Las consecuencias del mal que nos hecho tomar conciencia de nuestra debilidad, no las podemos ahora ni imaginar, aunque son muchos los avisos de que todo va a ser distinto, porque quizás habremos aprendido a valorar lo más cercano, aquello que hasta ahora no teníamos ni tiempo de descubrir; no necesitamos ir lejos para hallar en nuestro mundo cercano cuanto necesitamos para hallar la felicidad. Nuestro mundo cercano, quizás pequeño o reducido, está ahora necesitado de nuestra presencia.

No nos podrá fallar el ánimo y menos en este tiempo de Pascua que nos mantiene en la contemplación de la Resurrección de Cristo. Y es que la Vida, aquella vida que nos lleva a un nuevo modo de ser, surge precisamente de la tumba de Jesús. El Maestro, después de su muerte en la Cruz, es dejado tras la losa, la piedra que separa definitivamente a Jesús de sus discípulos, de sus amigos, pero esta separación no es ni mucho menos definitiva.

La Vida renace después de la muerte. ¿Está dispuesta nuestra sociedad a experimentar esta muerte para poder renacer primero de una forma frágil como un bebé que nace tan necesitado, para llegar después al esplendor de la madurez de un mundo realmente mejor?

El camino que seguimos casi nunca es fácil, en todo camino siempre hay noche, siempre se viven tiempos con el sol oscurecido y entonces se corre el riesgo de perderse, buscando el Sol quizás nos quedamos contemplando otros que no son ni tan siquiera reales. Las noches del camino son a veces largas, negras, intensas, pero todo buen caminante en seguimiento de Jesús Resucitado nunca pierde la esperanza.

Después del virus el mundo cambiará, pero nada será ahora, solo los que sepan mirar con ojos de esperanza verán los cambios que llegarán, si somos fieles a cuanto ahora hemos se nos está permitiendo adivinar aun sea a través de tanto dolor y angustia, pero Dios es el Único que sabe derivar hacia los hombres el bien.

Volver arriba