Abuelos... Fragmentos

Fragmentos
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Si nos acostumbramos a mirar la sociedad, la vida, solo en pequeños fragmentos, nuestra visión se convertirá en miope o en egocéntrica. Y si miramos de intuir más allá de aquello que vemos podremos quizás incluso comprender qué quiere decirnos Jesús en tantos fragmentos evangélicos cuando nos habla de las pequeñas cosas de cada día.

Hay quien prefiere prestar su atención en los fragmentos antes que atreverse a mirar o ver la totalidad. Es más fácil fijarse solo en pequeñas partes que intentar ver la realidad compuesta por grupos o franjas a veces incluso opuestas.

Si nos acostumbramos a mirar la sociedad, la vida, solo en pequeños fragmentos, nuestra visión se convertirá en miope o en egocéntrica. Y si miramos de intuir más allá de aquello que vemos podremos quizás incluso comprender qué quiere decirnos Jesús en tantos fragmentos evangélicos cuando nos habla de las pequeñas cosas de cada día.

Nuestro deber está en intentar pasar de lo pequeño y cotidiano a lo más amplio, en saber ver desde el pequeño grano de mostaza el arbusto que será.

Hoy día de San Joaquín y Santa Ana, le hemos pasado a llamar día de los abuelos, y ciertamente es muy bueno que tengamos presentes de un modo especial a todas estas personas que con su vida nos están ayudando o nos ayudaron con su forma de comprender la vida. Pero deberíamos intentar mirar su misión desde la totalidad de la familia.

En situaciones familiares normales, no es bueno dejar que sean los abuelos los educadores, los catequistas de los nietos, por ejemplo, a no ser que estemos dispuestos a que la educación o la fe sean consideradas como algo propio de los ancianos, alejadas de la vida más activa que corresponde a la generación de los padres.

En situaciones normales, los abuelos deberíamos saber ayudar siempre que se pueda a los padres, colaborar con ellos pero no reemplazarlos y menos en áreas concretas de la educación, porque cada uno debemos asumir la misión que nos corresponde en cada momento.

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