Historia de perdón y misericordia de Dios

El salmo se inicia con una alabanza al rey y Señor: “Te ensalzaré Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás” (v 1 y 2). El salmista no se cansa de repetir que bendice a su Dios por su infinita grandeza, por sus grandes acciones, por su bondad (Cfr. versículos del 3 al 7). El Señor nos gana infinitamente en generosidad, no lo podemos poner en duda; el autor del salmo está convencido de ello: “El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas” (v 9).
Dios Padre no deja jamás de acompañar a sus hijos y especialmente a los más débiles: “El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan” (v 14). “La misericordia es el carné de identidad de nuestro Dios” (Papa Francisco). En realidad todo el salmo es un canto al amor misericordioso de Dios que escucha los ruegos de los que le suplican. Una buena oración para repetir con frecuencia en este año de la misericordia: “Cerca está el Señor de los que le invocan, de los que le invocan sinceramente” (v 18).Texto: Hna. María Nuria Gaza.