Pablo de Tarso

San Pedro y Pablo
Pablo, este judío buscador incansable de la verdad va a iluminar con su vida la fe de los cristianos. Pablo de Tarso, de perseguidor de los creyentes en Jesús de Nazaret, recibe una llamada de Jesús, en el camino de Damasco donde iba a continuar con su idea de exterminar a los cristianos. Pasa de perseguidor a discípulo de Jesús. Para un hombre intrépido como él tener que continuar el camino conducido por sus acompañantes debió ser un camino de humildad.

El que vivía según la letra de la ley escrita por Moisés en las tablas de la ley, descubre una nueva ley, la de Jesús que cambia radicalmente su vida hasta el punto de exclamar: “Estoy crucificado con Cristo, ya no soy yo que vivo es Cristo que vive en mi y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entrego a sí mismo por mi” (Ga 2,20).

Hombre instruido en la ley, en la escuela rabínica de Gamaliel. Es el propio Pablo que lo narra: “Yo soy judío nací en Tarso pero me crié en Jerusalén y estudié bajo la dirección de Gamaliel, muy de acuerdo con la ley de nuestros antepasados” (He 22,3). Y él mismo continua diciendo que era un gran observador de la Ley. Pero el Espíritu Santo cambió por completo su vida. Y después del acontecimiento del camino de Damasco se desvive como nadie para dar a conocer la. Buena Noticia No ahorra esfuerzos ni cansancios. Es admirable lo que el Espíritu Santo puede obrar en un corazón abierto a la verdad. ¿Somos cada uno de nosotros dóciles al Espíritu?Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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