Adviento... San Juan Bautista, el precursor

San Juan Bautista, el precursor
San Juan Bautista, el precursor

Hoy en muchos ámbitos necesitamos nuevos precursores, personas que no pretendan quedarse con nada ni con nadie, sino que busquen encontrar nuevos caminos, que vayan guiando a los que están a su lado hacia estas nuevas formas de vivir, de expresar, de contagiar la fe y el entusiasmo para conocer mejor al Mesías, el Señor, en los distintos ámbitos de la vida.

Una de las figuras del Adviento es San Juan Bautista, el precursor, el hombre que preparó los caminos para el Señor, que supo reconocerle y reconocer su pequeñez ante Jesús, y procuró que sus seguidores hicieran lo mismo.

La gente le seguía, sabían ver en sus palabras, en sus gestos, un santo, un hombre ascético que, desde el desierto, cerca del Jordán, llamaba a todos a la conversión, invitaba a llevar una vida nueva, más cercana al querer de Dios.

Un hombre cuya vida no fue fácil, perseguido por las autoridades de su pueblo, incomprendido por la gente, seguido y admirado por otros.

Pero él no era “el que tenía que venir”, llegaría el Mesías, el Salvador. Él era el precursor, preparaba los caminos, abría nuevas rutas en el terreno estéril del desierto, y no guardaba nada para él mismo. Acompañado por hombres y mujeres que le seguían y que deseaban una vida nueva, más cerca de Dios, supo no retenerlos consigo, sino mostrarles Aquel que ha de venir, y así incluso llevó a algunos de sus discípulos a dejarle para seguir a Jesús. Él era el precursor, y su misión era dar a conocer al verdadero Mesías.

Hoy en muchos ámbitos necesitamos nuevos precursores, personas que no pretendan quedarse con nada ni con nadie, sino que busquen encontrar nuevos caminos, que vayan guiando a los que están a su lado hacia estas nuevas formas de vivir, de expresar, de contagiar la fe y el entusiasmo para conocer mejor al Mesías, el Señor, en los distintos ámbitos de la vida.

En nuestro propio camino de Adviento, deberíamos intentar ser para aquellos con los que compartimos la vida o con los que se nos pueden acercar, guías, conductores, indicadores del camino que conduce hacia Jesús, sin guardar nada para nosotros mismos, sino como dando la mano y conduciendo hacia ese Jesús Salvador, que es el verdadero Camino, la Verdad y la Vida, con hizo San Juan Bautista con sus seguidores.

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