Adviento... ¡Velad!

¡Velad!
¡Velad!

En la cercanía de las fiestas de Navidad, la incertidumbre por el hoy que vivimos debido a la pandemia, también forma parte del día a día. Sin duda, que acogiendo la realidad, se nos presenta una oportunidad para vivir este adviento quizás con más gozo, profundidad, para escuchar la voz de Dios en el hoy de mi vida, de la comunidad, la familia, las amistades y dejadnos iluminar por su Palabra.

Acabamos de iniciar litúrgicamente el tiempo de adviento, un tiempo de gracia, de esperanza, de luz que nos conduce a la Navidad para vivir el gozo del amor de Dios que se manifiesta desde la sencillez y en la ternura de un niño, LUZ del mundo.

En la cercanía de las fiestas de Navidad, la incertidumbre por el hoy que vivimos debido a la pandemia, también forma parte del día a día. Sin duda, que acogiendo la realidad, se nos presenta una oportunidad para vivir este adviento quizás con más gozo, profundidad, para escuchar la voz de Dios en el hoy de mi vida, de la comunidad, la familia, las amistades y dejadnos iluminar por su Palabra.

¡Velad! Sí, es hora de estar despiertos, y ser luz para otros, poner esa chispa que late del amor que hace vibrar el corazón, que te da la fortaleza para vivir este hoy desde el Señor que sigue estando cerca en nuestras vidas, vivamos despiertos a la luz del evangelio.

“Levantémonos de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: Ya es hora de levantarnos del sueño (Rm 13,11). Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios…” (Regla de San Benito, Prólogo, 8-9)

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