"Debemos repensar presencias, ver dónde se agotan energías inútiles y dónde se requiere ser y estar" Gemma Morató: "¡Ay de las reestructuraciones! A veces preferimos dejarnos morir a que nos pidan un cambio"

Monjas en el Vaticano
Monjas en el Vaticano

"Me inclino más por innovar, pero con matices, pues la historia no se puede ni olvidar, ni borrar, y menos las fuentes o raíces originarias"

"A más pluralidad, más apertura, más mentes para pensar e innovar, y así se fomenta la participación y por tanto la sinodalidad"

No hace muchos días me pedían que soñara en ser reformadora de la Vida Consagrada actual y me puse a pensar qué deberíamos hacer. En mi comunidad se rieron de mi cuando les expliqué la cuestión y pusieron cara de a ver qué se le ocurre.

He de decir que no sé si soy muy novedosa, aunque ahora se hable tanto de innovación por un lado y de reestructuración por otro. mí personalmente me da grima, en este momento de mi vida, eso de los «re». Cómo si el RE fuera la única nota del pentagrama: reformar, restaurar, reconstituir, reestructurar, reconvertir, … Me inclino más por innovar, pero con matices, pues la historia no se puede ni olvidar, ni borrar, y menos las fuentes o raíces originarias. Ay de las reestructuraciones que matan la vida y gastan demasiadas energías, mientras se nos pierden muchas cosas que tocan a la vida misma.

Creo que el pentagrama del siglo XXI debe ser variado y encuentro que ese «re» lleva a pensar que todo debe rehacerse, algo que fue y ya no es. Lo que realmente toca es innovar, pero como decía, no veo personalmente grandes novedades, y seguramente sería un poco novecentista, o sea sincrética y ecléctica.

Innovar

No es un inventar por inventar, y parto de que en la Iglesia y en la Vida Consagrada, cada persona llamada debe encontrar el zapato que le conviene, por tanto, la riqueza de carismas es valiosísima y debe respetarse en todas sus vertientes, porque a mi entender, el Señor se vale de estos para atraer a más almas hacia Él.

Cuando hablo de sincrética y ecléctica, lo hago en el sentido de que no es destruyendo u obviando lo pasado o lo actual que avanzaremos, mejor es conseguir que aquello que fue y que marcó época la siga marcando actualmente. Por tanto, en mi caso, la tradición dominicana de contemplar y dar lo contemplado sigue para mí muy vigente y hay que ver cómo se cuida la oración, la vida comunitaria y la misión. Que se entrelacen sin perder su esencia pero que realmente demuestren que están encarnadas en este mundo. Demasiadas veces la Encarnación sólo sirve para discursos teológicos, pero no logra aterrizar en la vida cotidiana.

Hay algunas cuestiones que creo que deben cambiarse y que son maneras heredadas de ciertas épocas y que lastran la vitalidad de la Iglesia y de la Vida Consagrada. Intentaré hacer un listado sintético de lo que considero más importante:

Panorámica de la 48 Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada
Panorámica de la 48 Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada

VIDA FRATERNA EN COMUNIDAD

En mi Congregación, de raíz dominicana, la vida fraterna en comunidad es un puntal que debe cuidarse, pero la comunidad no sólo es el hecho de vivir con, o de la presencia en el coro como dirían algunos. Es ser testigos creíbles del amor de Jesús en este mundo complejo. Por eso trabajaría fuertemente el sentido de comunidad, huyendo de pareceres que se asemejan más a una ONG que a la VC.

Pero también huyendo de estructuraciones demasiado rígidas, para poder trabajar la sinodalidad y también el liderazgo. Se requiere dejar paso a personas que puedan abrir horizontes, sepan trabajar en equipo e impulsen la desacomodación.

A veces preferimos dejarnos morir a que nos pidan un cambio, hemos perdido vitalidad y eso pesa, hay que fiarse de algunos y dejarse trabajar sobre todo por el Espíritu Santo. Quizás es bueno retomar seriamente el papel del Espíritu en nuestra vida personal y comunitaria.

Es, finalmente, comprender que por un lado la vida comunitaria debe ser mucho más flexible y ágil y que quizás no es el techo el que hace comunidad, pero si la unión de corazones.

VIDA DE ORACIÓN

Vida regular teñida de actualidad y de eso hay para los dos extremos, las que no se mueven de lo establecido y las que siempre inventan y al final no sabes qué rezas. Es conseguir que la vida de oración no sea un simple repetir de un libro, que sea verdadera vida que se entienda y se haga entender, que promueva esa unión y nos encarne en nuestro mundo.

El Papa Francisco, con un grupo de monjas
El Papa Francisco, con un grupo de monjas

FORMACIÓN

La formación es importantísima, eclesial y civil, hay que fomentarla a todas las edades, y principalmente en los más jóvenes. Pensando que formar es también misión y que, si luego dejan la vida religiosa, ha sido una buena inversión para las personas y para el mundo.

Aún hay superiores mayores reticentes a ofrecer estudios, sobre todo en los primeros años de profesión y hasta más adelante pues piensan que no hay tiempo que perder y como ellos no los tuvieron..., y para mí esto es un craso error. La formación es esencial para abrir mentes y horizontes.

LUGARES DE MISIÓN O ACTIVIDADES APOSTÓLICAS

Tal como estamos, edades, números y la época, debemos repensar presencias, ver dónde se agotan energías inútiles y dónde se requiere ser y estar, siempre con los más alejados entendido en sentido amplio. Son las famosas periferias, pero de éstas existen a montones, tantas como carismas o viceversa. Debemos trabajar para compartir el carisma con otros, sean otras congregaciones o laicos.

Para animar a las religiosas y compartir la oración y el pan con ellas
Para animar a las religiosas y compartir la oración y el pan con ellas Vatican News

EL SERVICIO DE AUTORIDAD O GOBIERNO

Hay que arriesgar en escoger gobiernos no continuistas (fruto de una mala interpretación del Concilio Vaticano II), sino que sepan animar y sin hacer daño a unos u otros, transmitan la vitalidad del Evangelio.

En algunas congregaciones hay el intento de reducir los órganos de gobierno o de participación para ser más ágiles, porque somos menos..., a mi parecer esto es otro error, pues a más pluralidad, más apertura, más mentes para pensar e innovar, y así se fomenta la participación y por tanto la sinodalidad. Y añadiría que se tengan en cuenta las generaciones jóvenes, como dice la Regla de San Benito: «y hemos dicho intencionadamente que sean todos convocados a consejo, porque muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor» (RB III, 3).

Que el Señor, el que lo hace todo nuevo, nos ilumine. Ah y finalmente, mi comunidad estuvo de acuerdo con lo expresado, no me puedo quejar...

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