No “enterremos” lo bueno... Un corazón hecho a medida

Un corazón hecho a medida
Un corazón hecho a medida

Un corazón hecho a medida es aquel que ama sin reparos, que lucha por los derechos y dignidad de las personas, que sufre por el que lo pasa mal, que se alegra con las alegrías de los otros y que vive para construir siempre en positivo. No dejemos que ese corazón, capaz de tanto bueno…, se deje llevar por la desesperanza, el odio o el rencor tan presentes en la vida también. A veces no es fácil enfrentar algunas situaciones, pero hemos de buscar la paz con nosotros mismos para poder hacer felices a los que nos rodean.

Con el título no quiero decir, y lo avanzo, que existan personas con un corazón hecho con más exclusividad que otros. Al contrario, el corazón del ser humano está hecho a la medida que cada uno necesita, a la medida que se necesita en el lugar donde se va a desarrollar y a la medida de Dios.

Por supuesto, este corazón lo hemos de ir “moldeando”, es como la vida misma, hemos de ir aprendiendo de todo lo que nos toca vivir, porque nuestra experiencia es la que puede ayudar a otras muchas personas. Tenemos la posibilidad de dejar ese corazón tal y como lo recibimos o quizás, podamos ir haciendo crecer de manera delicada lo que hace que seamos grandes… nuestro sentir y nuestro amar.

Un corazón hecho a medida es aquel que ama sin reparos, que lucha por los derechos y dignidad de las personas, que sufre por el que lo pasa mal, que se alegra con las alegrías de los otros y que vive para construir siempre en positivo. No dejemos que ese corazón, capaz de tanto bueno…, se deje llevar por la desesperanza, el odio o el rencor tan presentes en la vida también. A veces no es fácil enfrentar algunas situaciones, pero hemos de buscar la paz con nosotros mismos para poder hacer felices a los que nos rodean.

Creamos en nuestra capacidad de hacer de nuestro corazón un medio para amar, no para odiar, para escuchar y no para preocuparse de uno mismo… Nuestro corazón ha de ser a la medida del amor. Hagamos fructificar los dones que se nos ha dado y no “enterremos” lo bueno que tenemos por miedo o poca confianza.

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