La envidia

Envidia
Después del reinado de Salomón, la tierra de los hebreos se dividió en dos reinos. El del Norte y el del Sur. En el Sur el pequeño reino de Judá con su capital, Jerusalén. Pequeño territorio situado en el cruce de todas las rutas comerciales de la época y que hacia la envidia de sus vecinos.

La aventura humana es frecuentemente la envidia, acaparar el bien de los otros, generalmente, de los más débiles que no tienen defensor. La envidia que hace creer que dominar es la llave de la felicidad. La envidia que se hace olvidadiza del bien de los demás.

El deseo desordenado de los orígenes que querían ser como dioses, dominados por la tentación de la serpiente, que les hace creer que Dios es solamente un pequeño dios que teme la rivalidad del hombre. Ahí empieza el drama humano que domina nuestra historia. Si no fuera porque Dios, todo misericordia, no nos hubiera enviado a su Hijo para rescatarnos del imperio del Mal, ¿qué sería de la humanidad? Él se apiada de los hombres y entrega a su Hijo Jesús hasta la muerte y una muerte de cruz. Magnanimidad del Creador y pequeñez del hombre. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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