Una flor en el estercolero

Loto
En ciertas ocasiones uno se queda admirado de la bondad de ciertas personas. Una de estas, es el de una niña con una niñez muy desafortunada. Sus padres eran de aquellos que ponían hijos al mundo sin tener la menor idea de lo que era ser padres. De este modo llevaron al mundo ocho hijos y los dejaron crecer como las hierbas del campo. A menudo se iban de parranda dejando a la mayor de nueve años con todos los churumbeles a su cuidado. Ella cuenta la angustia que tenia al ver a sus hermanitos llorando, sucios y sin comida. Los servicios sociales al conocer el caso se hicieron cargo de ellos. Nunca sus padres se preocuparon lo más mínimo. Fueron de institución en institución hasta que fueron mayores.

La mayor tuvo la suerte de que una religiosa al ver el descuido de los padres intentó ayudarla en lo que pudo. Le daba el cariño que no conocía de sus progenitores, le buscó trabajo y el dinero que ganaba se lo ponía en una libreta de ahorros. Pero he ahí que cuando la madre supo que su hija trabajaba la fue a encontrar para que la diera dinero. La religiosa le dijo que ni pensarlo. ¿Ahora se acordaban de que tenía una hija?

La muchacha con sus altos y bajos fue creciendo y con mucho esfuerzo se fue situando, siempre con escasez, pero iba adelante. Ahora al cabo de muchos años, la madre anciana y mal cuidada reclamaba a su hija y esta después de una larga lucha interior fue a visitarla. Al verla en un tal estado de abandono le dio lástima y se la llevó a su casa en un momento en que ella tenía que ser operada de cáncer. La situación económica de esta mujer no es desahogada pero como aprendió a saber organizar su economía, con estrechez, va saliendo adelante.

Doy gracias a Dios por la bondad de esta mujer. Verdaderamente es una flor nacida en un estercolero. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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