Adviento...
Levantemos la cabeza
José traicionado y vendido como esclavo por sus hermanos, cuando él tiene un puesto privilegiado en Egipto, al encontrarse con ellos, no se venga, sino todo lo contrario sabe ver en ello la intervención de Dios que conduce la historia de los hombres, en ocasiones difíciles de descubrir, pero presente.
No es muy frecuente la reacción de este hombre que al encontrar a sus hermanos unos años más tarde, se alegra y conmueve de este encuentro (Gn 42). Hay quien espera año tras año la ocasión para vengarse del daño que una vez le ocasionaron y generalmente no va tan lejos como le ocurrió a José. Todos, seguro que conocemos casos de estos y por más que hemos intentado que la venganza deje paso al perdón, los ofendidos se mantienen en sus trece. Algunos dicen: Perdono pero no olvido. ¡Vaya perdón!
Tenemos que reconocer que el perdón no es fácil. Hay que orar mucho para que el Señor nos ayude a tener un corazón semejante al de Jesús: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, exclamó ante los verdugos que lo insultaban. Texto: Hna. María Nuria Gaza
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