No he de morir, viviré

Resurección
El salmo 117 es un salmo eminentemente pascual. Jesús hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz, ha sido exaltado por el Padre que no ha permitido que su Hijo conozca la corrupción.

Este canto se inicia con una acción de gracias: “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”. Sí, la misericordia del Señor ha sido extraordinaria, inaudita, no ha permitido que su Hijo Jesús conociera la corrupción. Esta acción de gracias se va repitiendo en los versículos del uno al cuatro.

“En el peligro grité al Señor, y me escuchó poniéndome a salvo” (v 5).Pero el Señor lo escuchó sin ahorrarle el sufrimiento y la muerte en cruz.

“El Señor está conmigo; no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?” (v 6).El hombre sí pudo hacer mucho contra Jesús pero con todo no pudo vencerlo.

“Todos los pueblos me rodeaban, me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas”. En realidad es lo que hizo el pueblo que unos días antes de su muerte lo aclamaban: Bendito el que viene en nombre del Señor y al cabo de poco gritan: ¡Crucifícalo! ¡Como somos de incoherentes lo hombres!

“No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor” (v 17).Jesús vence la muerte con su resurrección.

Así pues podemos cantar con todo el pueblo fiel:“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (v 29). Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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