Fe... Sin peaje

Sin peaje
Sin peaje

¡Cuánto bien nos hace la amistad con Dios! Nunca nos cobrará peaje, Él ya lo pagó por nosotros

Esta frase extraída de una oración “¡Cuántos peajes ponemos a la amistad, Dios mío, cuanta barrera a lo que gusta de amplitud y de libertad!”, me lleva a pensar en cuanto bien nos hacen las amistades verdaderas o más bien aquellas relaciones con personas basadas en la confianza, con las que podemos contar siempre, a las que no hay necesidad ni tan siquiera de decir cuento contigo porque ya sabemos que forman parte de nuestra vida.

Cuando estás en buena compañía, con alguien que sabes que no hay que hacer ningún esfuerzo, donde de verdad te puedes relajar, compartir, hablar más allá de las formalidades, de lo superficial, donde tienes la tranquilidad de que aquello que puedas sacar de lo más hondo de ti, momentos de dificultades, de alegrías, de cualquier cosa, todo ello quedará guardado en el tesoro de la amistad, es una riqueza incalculable que hace mucho bien.

¡Cuánto más bien nos hace la amistad con Dios! Nunca nos cobrará peaje, Él ya lo pagó por nosotros, entregando su vida por Amor, así que nos deja la barrera abierta para que vayamos hacia Él y nos dejemos guiar por su presencia. La gratuidad de su Amor incondicional nos invita a cuidar la relación con el Dios que es fiel y nos fortalecerá en todo momento ¡Que el Señor sostenga nuestra vida y nos dejemos acompañar!

“Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre. Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda” (Jn 15,12-16)

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