Mt 20,1-16 Los trabajadores de la viña

Los trabajadores de la viña
Los trabajadores de la viña

La injusticia en este caso es acordar un denario al día y exigir más porque crees que te mereces algo más. La vida es mucho más simple que todo esto, si no vivimos desde la humildad y el reconocimiento de la verdad no estamos recorriendo el camino de la sinceridad. Ante todo, seamos personas verdaderas y justas para crear lazos de unión que provoquen la construcción de un mundo mejor, donde no se juzgue al hermano simplemente por amar.

La semana pasada leímos el evangelio de los trabajadores de la viña (Mt 20,1-16a) donde el propietario de la viña sale a buscar personas que estén dispuestas a trabajar en sus tierras.

Es un evangelio muy curioso y a la vez muy real, me lleva a pensar en cuántas veces nosotros estamos haciendo lo mismo, es decir, nos comparamos siempre con los demás… Los trabajadores de la mañana, al final del día se muestran contentos cuando perciben que quien ha trabajado menos recibirá un denario, por lo que están convencidos de que ellos tienen derecho a más… a pesar de que el trato con el jefe fue ese denario al día.

Compararnos con los otros es un error porque cada persona es un mundo, es una realidad distinta que hemos de entender, no todas las personas tienen las mismas necesidades. Por otra parte, no somos nosotros los que hemos de juzgar lo que está haciendo otra persona, con esto quiero decir, que el propietario de la viña sabe lo que hace y hace lo que su corazón le dicta. Es más… si este señor quiere hacer una obra de caridad, no seremos nosotros los que juzguemos y concluyamos en que no es bueno. La justicia no está reñida con la misericordia, por lo tanto, hemos de ser justos y acoger lo que nos toca a cada uno y en el momento que vivimos.

La injusticia en este caso es acordar un denario al día y exigir más porque crees que te mereces algo más. La vida es mucho más simple que todo esto, si no vivimos desde la humildad y el reconocimiento de la verdad no estamos recorriendo el camino de la sinceridad. Ante todo, seamos personas verdaderas y justas para crear lazos de unión que provoquen la construcción de un mundo mejor, donde no se juzgue al hermano simplemente por amar.

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