La visión de Ezequiel y los evangelistas

Evangelistas
“Entonces vi del norte un viento huracanado; de una gran nube salía un fuego como de relámpagos, y a su alrededor había un fuerte resplandor, En medio del fuego brillaba algo semejante al metal bruñido y en el centro mismo había algo parecido a cuatro seres con aspecto humano. Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas; sus piernas eran rectas, con pezuñas como de becerro, y brillaban como bronce bruñido. Además de sus cuatro caras y sus cuatro alas, aquellos seres tenían manos de hombre en sus cuatro costados, debajo de las alas. Las alas se tocaban una con otra. Al andar no se volvían sino que caminaban de frente. Iban en la dirección en que el poder de Dios les llevaba. Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante su cara de hombre; por la derecha, el león; por la izquierda de toro; y por detrás de águila” (Ez 1,1-13).

Estas cuatro figuras de la visión de Ezequiel se han aplicado a los cuatro evangelistas: Mateo se simboliza con un hombre porque su evangelio comienza con la lista de los antepasados de Jesús. Marcos se simboliza con un león porque su evangelio comienza con la predicación del Bautista en el desierto donde había animales salvajes. Lucas se simboliza con un buey porque su evangelio se inicia con la visión de Zacarías en el templo donde se sacrificaban animales como bueyes y otros. Juan es representado como un águila porque su evangelio se inicia con la contemplación del Verbo. EL águila es el único animal que puede mirar al sol sin quedar ciego.

Fijémonos que estos vivientes caminaban siempre hacia delante. Buena idea. También nosotros tenemos que estar dispuestos a caminar hacia adelante sin mirar lo que hemos dejado atrás. Acostumbrémonos a orar con el Evangelio, el mejor método de oración, porque es palabra viva, dejémonos penetrar por esta palabra viva y eficaz que nos irá configurando con Jesús nuestro maestro.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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