Una visión extraordinaria
La zarza que arde sin consumirse es imagen de Dios que arde de amor por aquellos que sufren aplastados por el despotismo de los poderosos. Dios llama a Moisés que es un hombre preparado para ser más que pastor de ovejas, para ser el pastor de un pueblo que conducirá de la esclavitud a la libertad. Moisés que había huido de Egipto por miedo del Faraón, ahora es enviado de nuevo a este país con una misión bien difícil: sacar de la esclavitud a todo un pueblo condenado a realizar trabajos muy duros bajo el yugo de capataces despiadados.
Dios manda a su Hijo a sacar de la esclavitud del pecado a los hombres. Él no pone resistencia alguna al querer del Padre, no hace como Moisés que pone excusas para no cumplir la misión encomendada: El Hijo de Dios se encarna, nace en un establo, niño es perseguido por Herodes, conoce que es la emigración, se hace en todo igual a los hombres excepto en el pecado, nos dirá San Pablo. Lo podemos contemplar rodeado de gente sencilla pero también habla y discute con los doctores de la ley porque su deseo ardiente es llevarlos a todos al conocimiento de la verdad, porque la verdad les hará libres. Y finalmente muere extendiendo los brazos en la cruz símbolo de querer abrazar a toda la humanidad. Texto: Hna. María Nuria Gaza.