Una visión extraordinaria

Moisés
Una mañana Moisés, como cualquier otro día cogió el rebaño de su suegro Jetró y llevó sus ovejas a través del desierto y allí fue sorprendido con una gran visión: Una zarza que ardía sin consumirse.“Moisés se dijo: Voy a ver esta visión tan extraordinaria por qué causa la zarza se quema sin consumirse” (cfr. Ex 3, 1-ss). Moisés se acercó y desde la zarza Yahvé le dijo: “La tierra que pisas es tierra sagrada… He oído el clamor de mi pueblo, por lo tanto ponte en camino para que saques a los israelitas de la esclavitud”.

La zarza que arde sin consumirse es imagen de Dios que arde de amor por aquellos que sufren aplastados por el despotismo de los poderosos. Dios llama a Moisés que es un hombre preparado para ser más que pastor de ovejas, para ser el pastor de un pueblo que conducirá de la esclavitud a la libertad. Moisés que había huido de Egipto por miedo del Faraón, ahora es enviado de nuevo a este país con una misión bien difícil: sacar de la esclavitud a todo un pueblo condenado a realizar trabajos muy duros bajo el yugo de capataces despiadados.

Dios manda a su Hijo a sacar de la esclavitud del pecado a los hombres. Él no pone resistencia alguna al querer del Padre, no hace como Moisés que pone excusas para no cumplir la misión encomendada: El Hijo de Dios se encarna, nace en un establo, niño es perseguido por Herodes, conoce que es la emigración, se hace en todo igual a los hombres excepto en el pecado, nos dirá San Pablo. Lo podemos contemplar rodeado de gente sencilla pero también habla y discute con los doctores de la ley porque su deseo ardiente es llevarlos a todos al conocimiento de la verdad, porque la verdad les hará libres. Y finalmente muere extendiendo los brazos en la cruz símbolo de querer abrazar a toda la humanidad. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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