La vocación de Samuel

Eli_and_Samuel
Samuel desde niño habita en el templo donde su madre Ana lo condujo a una tierna edad cumpliendo el voto que había hecho al Señor. Allí cumplía los servicios del santuario, Sin embargo este jovencito no conocía la voz de Yahvé pues no era frecuente que Dios hablara a su pueblo. He aquí algo que nos desconcierta estar al servicio del Señor y desconocer su voz. Y tiene que ser el Señor que se le revele. Cierto que Samuel está atento a todo lo que ocurre en este lugar puesto que incluso durmiendo oye la voz y rápidamente se levanta pero confunde la voz de Dios con la de Elí. Y a cada vez que Dios lo llama responde con la misma prontitud y recurre al sacerdote que le dice a la tercera vez: “Si vuelves a oír la voz que llama di: “Habla Señor que tu siervo escucha”.

Efectivamente Samuel oye de nuevo la voz y responde lo que el sacerdote Elí le había aconsejado: “Habla Señor, que tu siervo escucha”. En nuestra vida con frecuencia para desentrañar lo que nos está ocurriendo a nivel espiritual necesitamos la ayuda de un buen consejero que nos oriente. Samuel desde aquel momento se pone a la disposición de Yahvé y llega a ser un hombre de Dios por su relación con él, está siempre atento a su llamada, y Dios estaba con él en todas sus hazañas, ninguna de sus palabras quedó sin efecto (Cfr. Samuel 3, 1-20).

Por consiguiente el profeta antes de hablar tiene que ser el hombre de la escucha atenta a la voz de Dios.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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