¿Barça - muerte? Carta a Gerard Piqué

el fútbol es muy poca cosa humanamente hablando. Me gustó más verte llorar el pasado domingo. Por dos razones: la primera porque tu llanto era un signo de fidelidad: no has querido salir del Barça aunque te pagaran más, como sucede en el fútbol de hoy. Y la segunda razón: porque quien llora es porque tiene corazón; y de quien tiene corazón se puede sacar humanamente lo mejor. Y por ahí quisiera hablarte ahora.

En algún país africano (por allá por El Senegal), para evitar que los jóvenes emigren, se escribe para las paredes: “Barça-Barsak”. Esa segunda palabra significa muerte.

Estimat Gerard:

Quiero comenzar uniéndome a los aplausos de despedida del pasado domingo: creo que has sido, además de buen jugador físicamente hablando, un futbolista inteligente. Y la inteligencia también vale para el juego.

Pero el fútbol es muy poca cosa humanamente hablando. Me gustó más verte llorar el pasado domingo. Por dos razones: la primera porque tu llanto era un signo de fidelidad: no has querido salir del Barça aunque te pagaran más, como sucede en el fútbol de hoy que se ha convertido en una especie de burdel, donde vamos a quien mejor paga aunque luego decimos que aquel equipo era el sueño de mi vida (como aquello de la película: “dime que me quieres aunque sea mentira”. Que así somos de tontos todos los públicos).

Y la segunda razón: porque quien llora es porque tiene corazón; y de quien tiene corazón se puede sacar humanamente lo mejor. Y por ahí quisiera hablarte ahora.

No sé si sabes que en algún país africano (por allá por El Senegal), para evitar que los jóvenes emigren, se escribe para las paredes: “Barça-Barsak”. Esa segunda palabra significa muerte. Y el grafito quiere decir que emigrar es como matar al propio país, medio destruido por el cambio climático y que necesita gente joven para rehacerse. Pero claro: ¡es tan tentador pasar de miserable a millonario, sin ningún estudio y ningún esfuerzo más que el de dar unas patadas a un balón! ¿ue ¡quién va a poder resistir semejante tentación? Mientras tanto África va siendo víctima de ese calentamiento global que luego vendrá a por nosotros, aún más bestia de lo que nos ha tocado vivir este año.

Además, casualmente, los mismos días en que leíamos en “20 Minutos” que dejabas de cobrar unos 40 o 50 millones (entre salario y bonos de permanencia)[1] por los dos años de contrato que te quedaban, La Vanguardia (viernes 4, p. 5) daba la noticia de que el Centro Arrels de Barcelona (dedicado a recoger a la gente que duerme en la calle) anunciaba que, por falta de recurso económicos, no iba a poder atender a todos los sin-techo que casi se han duplicado por la crisis actual. Te puedo asegurar que Arrels es una de esas entidades que engrandece a Barcelona mucho más que todas las copas del Barça ganadas a base de dinero, aunque esto tú no lo sepas ni quizá lo conozcas.

¿Por qué te cuento esto? Pues por lo que soñé aquella noche. A los que tenemos ya muchos años nos pasa a que a veces nos cuesta distinguir si hemos vivido una cosa o la hemos soñado. El hecho es que aquella noche soñé que decidías seguir jugando y acabar tu contrato con el Barça. Pero esos 50 millones a los que has renunciado no los ibas a dar al Barça: pues un equipo que en un año gasta 158 millones en fichajes, no necesita más. En vez de eso ibas a repartirlos del siguiente modo: 10 millones para Arrels, y 40 millones para alguna entidad africana de las que intentan trabajar denodadamente contra el cambio climático, como Maison de la Gare u otras…

Después de esa decisión, llorabas de alegría: mucho más de lo que lloraste el pasado domingo 6. Los aplausos no eran tan multitudinarios pero eran de más calidad que aquellos y llegaban mucho más hondo.  Y a tu Barça le dabas más valor que cuando antaño, siendo defensa, sabías subir a la salida de un córner o al lanzamiento de una falta y marcabas un gol que podía significar la victoria. Este era el gran gol de tu vida: más que los que le marcaste al Madrid.

En fin: te cuento ese sueño y yo mismo me río de mí porque ya sé que, como dijo aquel Calderón de la Barca: “los sueños, sueños son”.

Un abrazo y ojalá te dé por soñar también un poco a ti.

[1] Me quedo con esta cifra porque es intermedia entre los que han hablado de 20 millones y los que hablan de 80.

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