"Si saca usted una ley de segunda vuelta electoral, igual me animo a votar otra vez al PSOE" Faus, a Sánchez: "Creo sinceramente que sus acuerdos pueden ser un camino para solucionar el problema catalán"

Amnistía
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"Ahora comienza una nueva legislatura que estará marcada por la sospecha sobre la amnistía (sospecha real o ficticia pero convertida en arma)"

"Sin pronunciarme sobre lo discutible, late aquí un problema que no es personal sino estructural de este país y que es urgente resolver, si no queremos estar yendo a elecciones cada tres meses"

"Se trata simplemente de eso que llaman “segunda vuelta electoral” entre los dos partidos con más votos, cuando ninguno haya logrado la mayoría absoluta: el ballotage francés que se da en tantísimos países"

Estimado señor Presidente:

Creo honesto comenzar diciéndole que nunca he votado al PSOE salvo en  aquel lejano octubre de 1982. Ahora comienza una nueva legislatura que estará marcada por la sospecha sobre la amnistía (sospecha real o ficticia pero convertida en arma), y por esas frases, tan sonoras como huecas, de que su ambición de poder le lleva a “venderse a los enemigos de España”. Frases dichas por una derecha que no debe tener absolutamente ninguna ambición de poder…

Desde que comenzó esta historia no me opuse a una hipotética amnistía viendo que muchos juristas [1] la declaran constitucionalmente posible, y sabiendo que existen posibilidades de recursos y que hasta Bruselas puede intervenir. Y si es Bruselas quien desautoriza la amnistía, ya no podrá decir Puigdemont que es la España opresora de Cataluña sino esa misma Europa a la que él ha apelado siempre. De hecho, Felipe González está en contra y Zapatero a favor: así es la sociedad. En cambio, no sucede lo mismo con un referéndum, que es lo que a mí me gustaría pero que es claramente anticonstitucional y, hay que renunciar a él hasta que se consiga un cambio en nuestra Constitución.

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En cualquier caso, creo sinceramente que sus acuerdos pueden ser un camino para solucionar el problema catalán. Un camino mejor que el de los otros que solo proponen negar el problema. Todo depende del texto que se redacte y de la posibilidad de pactos secretos que no sabemos si existen (como por ejemplo que Junts se comprometiera a no repetir el 27 O). El acuerdo con Junts me parece solo medio acuerdo: amnistía total y que Puigdemont no tenga que reconocer su culpa, a cambio de confesar que solo “una parte importante” (ni siquiera la mayor parte) de la sociedad catalana es independentista.

Hubiese sido mejor evitar la palabra tabú (lawfare) que solo complica las cosas, cuando ya se da en el texto su contenido. En otros puntos, lo único que veo en ese acuerdo es una exposición de posturas contrapuestas. Así que menudo trabajo les queda a los mediadores.

Estas reflexiones son para llegar a lo central de esta carta: hay aquí un problema serio que no es ocasional sino estructural y que se repetirá siempre: y es el poder de algunas minorías locales para condicionar el gobierno de todo el país. Lo que ha pasado ahora con su investidura, había pasado ya antes, y volverá a pasar durante esta legislatura a la hora de aprobar algunas leyes: no te apruebo la ley, aunque sea buena, si no me das algo a cambio. O al revés: apruebo esta ley, aunque no me guste, si me das algo a cambio... Tenga usted en cuenta que no gobierna un país de “comunidades autónomas” sino de comunidades hostiles (prescindiendo ahora de las justificaciones o no justificaciones que pueda tener este hecho).

Firma ley de amnistía

En semejante contexto, hay una medida que me parece imprescindible. Tan necesaria que si usted la consiguiera en estos años, a lo mejor me animo a votarle en las próximas elecciones. Se trata simplemente de eso que llaman “segunda vuelta electoral” entre los dos partidos con más votos, cuando ninguno haya logrado la mayoría absoluta: el ballotage francés que se da en tantísimos países. Si después del 23J se hubiera podido fijar una fecha para votar entre Feijóo y Usted, ¡nos habríamos ahorrado tanto tiempo perdido y tantas rabias y hostilidades ganadas!

Si eso no se resuelve, el problema se repetirá gobierne quien gobierne: porque obedece a un fallo estructural. Quienes ahora le acusan de traidor a España olvidan que nada menos que Aznar negoció con ETA y habló del “movimiento vasco de liberación”. Y que ahora también el PP intentó hablar con Junts a través de un mediador. Si no, la única alternativa que queda es ir repitiendo elecciones cada tres meses. Y ya empezamos ver en el 2019 que eso cansa a la gente y les hace perder fe en la democracia.

Esto que le propongo ahora se lo propuse también al señor Feijóo cuando se presentó a aquella investidura fallida. Pero Feijóo no es tonto aunque creo que ha actuado bastante mal (comparar el pacto con Junts al 23 F de Tejero, solo puede ser fruto de la impotencia y la desesperación), y teme que, en esas segundas vueltas, nunca podría ganar el PP: porque, en mi pobre opinión, un gran drama de este país, (herencia quizá del franquismo), es que no existe una derecha auténtica. Tenemos un PP cuyo único programa en tiempo electoral es: “váyase señor González”. Luego ya sabemos que si llega a gobernar lo que hará será bajar impuestos a los ricos para subírselos a los pobres, combatir racialmente las migraciones, y colocar al Capital por encima del trabajo (norma, por cierto, muy anticristiana y contraria a la enseñanza de la Iglesia a la que, por otro lado, apela a veces la derecha, aprovechando la espantosa ignorancia de nuestras gentes en estos campos)…

Firma ley amnistía

Sin embargo (y quitando ahora las etiquetas de derechas e izquierdas) toda democracia necesita un grupo que intente conservar y otro que intente innovar. Y necesita además el diálogo entre estos dos grupos que, en esta España de hoy, es una utopía imposible. Por poner un ejemplo muy del momento, yo creo que hay que conservar el derecho a nacer que nuestra progresía se carga tan tranquilamente; lo cual no significa que haya que penalizar el aborto: porque razones de bien común pueden aconsejar lo contrario.

Significa solo que no hay que convertir en sagrados “derechos humanos” lo que no son más que deseos personales. Cosa a la que tanto nuestras derechas como nuestras izquierdas son muy propicias, aunque en campos distintos: unas en el campo económico y otras en el sexual (y ambas a lo mejor en el nacional…). Olvidamos así que la Declaración de los derechos humanos fue concebida como una expresión de los derechos de los demás frente a mí, no como una declaración de mis derechos ante a los demás: tal como fue concebida era un arma para la paz y nosotros la hemos pervertido en una excusa para la guerra…

En fin señor Sánchez, como diría mi amiga Teresa de Ávila (que no sé si usted conoce bien) “mucho me estoy divirtiendo”. Volviendo a lo central de esta carta: si saca usted una ley de segunda vuelta electoral, igual me animo a votar otra vez al PSOE en las próximas elecciones. Un saludo bien cordial.

P.D.- De paso, y antes de acabar, algo que ya le he dicho otras veces: no hable usted por favor tan ingenuamente de progreso, cuando el gran drama de nuestra historia es que hemos progresado muy mal: hemos progresado a base de víctimas, creciendo sobre cadáveres; y hemos progresado de manera mucho más técnica que humana, convirtiendo la tecnología en tecnocracia. Lea usted lo que Bauman y otros grandes sociólogos están diciendo sobre esto. Y si quiere hablar de progreso, hable siempre de un progreso solidario y humano. (A lo mejor, el escrito Fratelli tutti del actual obispo de Roma, puede ayudarle para eso).

[1] Algunos tan autorizados como J. A, Martín Pallín (ver El País, 16,09,23, p. 11)

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