"El racismo hoy ya no está en el color de la piel sino en el tamaño del bolsillo" Carta a Vinicius junior

Vinicius jr. señalando al aficionado que le insultó en el Valencia-Real Madrid
Vinicius jr. señalando al aficionado que le insultó en el Valencia-Real Madrid captura de pantalla

Cuando te atacan con términos racistas, es un reconocimiento de su miedo y su desesperación ante tu categoría. Por eso deberás reconocer que tampoco tú actuaste con mucha talla

Disfruta jugando al fútbol. Pero no olvides que el fútbol no es solo un deporte sino también un sistema perverso

Querido hermano: ¿Podemos comentar ahora con un poco de calma tu incidente del pasado domingo en Mestalla?

La primera reflexión que se me ocurre es la de nuestra responsabilidad individual: hasta qué punto la conducta estúpida de uno o dos individuos puede alterar la tranquilidad y el disfrute de decenas de miles de espectadores. Y reconocer que te faltó perspicacia para comprender que quien iba vestido de aquella manera, no parecía digno de que se le hiciera el más mínimo caso. Hay veces en que resulta mucha verdad aquel refrán castellano: “el mayor desprecio es no hacer aprecio”. Si en lugar de jugar en el Madrid, estuvieras en el Valencia, verías con que amabilidad y admiración te trataba aquel que ayer te quiso insultar.

En segundo lugar, aunque todos podamos tener algo de racistas creo que, en tu caso (esta y otras veces), los insultos no proceden de sentimientos racistas sino de miedo y desesperación ante tu gran calidad, tu velocidad y tu peligrosidad futbolística. Conozco el caso de un muchacho de tu edad que presumía de ser amplio y tolerante con los homosexuales y criticaba el maltrato que a veces han recibido. Pues bien: un día tuvo una pelea con un homosexual y, viéndose dominado por él, comenzó a gritarle “¡maricón”! No era un insulto según él, pero fue la única manera que encontró para atacar la superioridad del otro. Eso mismo es lo que pasa cuando te atacan con términos racistas: es un reconocimiento de su miedo y su desesperación ante tu categoría. Por eso deberás reconocer que tampoco tú actuaste con mucha talla llamándole al otro hijo de puta. En aquel momento solo era hijo de su propia estupidez

En tercer lugar, si no racistas, lo que creo que es defecto de muchos españoles (políticos incluidos) es la falta de educación. Y quizá no es culpa de ellos: en esta sociedad ya no educan los padres. Y yo creo que tampoco educan (o cada vez menos) los colegios: educan (si puede llamarse así) las redes sociales y los medios de comunicación.

Una sociedad mínimamente justa no podría permitir que un enseñante y un educador ganasen muchísimo menos que un futbolista. Y ya ves cómo están las cosas: por eso, si yo tuviera que atacarte por algo no te gritaría “negro de mierda”, ni alguna de esas coas que dejan peor al que las dice que al que las oye. Te gritaría simplemente (y algo despectivamente): ¡millonario”!

Ya sé que en eso la culpa no está en ti sino en todo el sistema. Pero a pesar de ello, tanto tú como Messi y otros muchos no deberías dejar de pensar en el dolor de eso miles de sudamericanos que tratan desesperadamente de entrar en Estados Unidos: en esos intentos de cruzar ríos, vestidos y con un niñito al hombro; en el hambre y la mala alimentación de esas criaturas durante el trayecto. Y, por supuesto, en Europa debemos hacer lo mismo pensando en la cantidad de africanos sepultados en el Mediterráneo, obligados a salir de sus tierras para poder vivir, por culpa de la manera como Europa trató a África durante los siglos pasados. No pensar en eso sí que es un verdadero racismo.

He contado en otros lugares algunas experiencias de este tipo: antes, en algún país de América Latina (cercano al tuyo) y en familias de villas miserables, toda la familia se empeñaba para ver si podían pagar estudios a un hijo que se hiciera médico o ingeniero y pudiese sostener a la familia. Hoy eso mismo se ha hecho (a veces incluso prostituyéndose una hermana) no para que su hermano pudiera estudiar, sino para que pudiera jugar al fútbol a ver si lo fichaba al Madrid o el Barça. Cerrar los ojos a esta realidad es otra forma de racismo: que hoy ya no está en el color de la piel sino en el tamaño del bolsillo.

Este es el mundo en que vives, querido Vinicius José. Disfruta jugando al fútbol. Pero no olvides que el fútbol no es solo un deporte sino también un sistema perverso. Y cuando te vuelvan a llamar negro o cosas de esas, en lugar de insultar tú al otro, ve y dale un abrazo: a ver si es capaz de soportarlo.

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