para no hablar del coronavirus Plan de paz para EStados Unidos

Soñando a lo Luther King

Como quiera que sea, hay que evitar que estemos hablando del coronavirus por la mañana, al mediodía, por la tarde, en la prensa, en la televisión, en el trabajo, en la familia… Porque tanta presencia del dichoso virus hasta en la sopa, puede acabar siendo otra fuente de contagios. Que con estos bichitos nunca se sabe.

Pero claro: de cosas del presente no podemos hablar porque no hay otras más que el coronavirus, de cosas del futuro tampoco porque aún no lo conocemos. Solo queda hablar del pasado, procurando que sean asuntos recientes y, si posible fuere, aún no resueltos, para que podamos entretenernos un poco con ellos.

Y entre esos asuntos pendientes está el plan de paz del presidente Trump para Israel y Palestina.

Así, confinados como estamos, tenemos más tiempo para soñar aunque sea despiertos. Vamos pues a ver si nos invade un sueño a lo Luther King cuando, hablando precisamente en Estados Unidos, pronunció aquellas cuatro sílabas convertidas hoy en eslogan: “I have a dream”…

En ese sueño, nuestra Unión Europea deja por un momento de ser “cada vez menos unión y cada vez menos europea”, y elabora un breve carta de respuesta a mister Trump a propósito de su plan de paz para Israel. La misiva dice así:

Estimado señor Presidente:

Dice usted que su propuesta de paz para Israel es “el acuerdo del siglo” y le dijimos desde la unión Europea que podría ser una oportunidad para relanzar las negociaciones de paz. Algunos insidiosos interpretaron mal nuestras palabras como si fueran una aprobación incondicional. Por eso quisiéramos ahora explicarlas un poco más.

Y bien: siguiendo su ejemplo, nos atrevemos hoy a hacerle otra propuesta de paz, para que su querido país resuelva todas sus violencias migratorias y se evite tener que invertir millones de dólares solo en construir muros.

Se trataría de que EEUU devuelva a México todos los territorios que le arrebató a lo largo del s. XIX y que aún conservan sus nombres latinos: California, Colorado, Arizona, Texas… De ese modo, todos los mexicanos que hoy intentan llegar a esos territorios ya no invadirían un país ajeno sino que entrarían en su propio país.

Tenga Usted en cuenta que el comunista K. Marx justificó aquellas anexiones en nombre del progreso: porque los mexicanos eran unos perezosos y los norteamericanos sabían trabajar para progresar. Comprendemos bien su deseo de no identificarse en nada con aquel enemigo de los valores de su gran país. Pero es que, además, aquella razón marxista ha perdido hoy su fuerza: porque los mexicanos se han vuelto ya muy trabajadores, como muestran todos esos esfuerzos desesperados por entrar en EEUU para trabajar, incluso jugándose la vida a veces.

Por supuesto, una vez hecha esa devolución, todos los individuos y entidades diversas que lo quisieran podrían trasladarse a EEUU, siempre “bajo la supervisión de México” (tomando esta cláusula literalmente de lo que dice Usted en su propuesta paz para los palestinos: “siempre bajo la supervisión de Israel”).

Debería Usted pensar también, señor Presidente, que eso podría ser una gran ventaja no solo para su país, sino también para el partido republicano: porque todos esos incultos latinos, tienden no solo a votar al partido demócrata, sino a reclamar la atención médica, a defender a los negros y a corromper esa categoría del “wasp” (white, anglo-saxon, protestant) que, estará Usted de acuerdo, define la verdadera identidad de su gran país.

En resumen: así como Palestina devuelve a Israel todos los territorios que había ido arrebatándole a lo largo de la historia, también EEUU devuelve a México todos los estados que se había anexionado a lo largo del s. XIX. Creemos, por eso, que esta propuesta nuestra debe alinearse junto con la que hace usted para Oriente Medio, como “los acuerdos del siglo”.

Así es como podrá ser verdad su sueño de “America first”.

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