a propósito del programa de Jesús Cintora Las cosas oscuras

Tras varios días de verlo (solo parcialmente) dije a un compañero: "temo que este programa durará poco”. Al mes y medio, el programa desaparecía.

En general las profecías que hacemos los humanos no suelen cumplirse. Salvo algunas negativas que más bien desearíamos que no se cumplieran. Eso es lo que me sucedió con el programa de Jesús Cintora en TVE (Las cosas claras). Tras varios días de verlo (solo parcialmente) dije a un compañero de asiento: "temo que este programa durará poco”. Al mes y medio, el programa desaparecía.

No tengo toda la información suficiente para saber qué ha pasado. Como ya es sabido, es típico de nuestra hora histórica que tengamos miles de informaciones inútiles, pero no aquellas que necesitaríamos. Lo único que sé es que propio Cintora dijo: “no nos vamos; nos echan”. ¿Por qué?

No lo sé pero, a priori, eso es lo que cabía temer de un programa como aquel. Vivimos días de absolutización de la libertad de expresión. Por supuesto. Pero eso no impide que tengamos un E. Snowden o un J. Assange, que lo han pasado muy mal, víctimas de esa pseudolibertad; y ahora un Cintora… Sin embargo, el verdadero “PCR” de nuestras democracias no está en si pueden resistir a las fake news (que sí pueden) sino en si pueden subsistir ante la verdad.

Y ahora nos sustituyen aquel programa apasionante por unas trivialidades hechas de sonrisas huecas y cordialidades de plástico, que son una “invitación a la siesta”. Y encima el programa se titula “mejor contigo”, que es lo que muchos quisiéramos decirle a Jesús Cintora cuando nos asomamos a él: mejor estábamos contigo Jesús..

En fin, desde mi particularidad, un suspenso para TVE y una petición de que vuelva aquel programa de las cosas claras. Que todavía debemos quedar unos pocos chiflados a quienes saber qué pasa con las eléctricas, y con los “ninis” y con los pobres niños de Ceuta, nos interesa mucho más que saber con quién se acuesta ahora Sara Carbonero  o cualquier otro nombre de esos que suenan.

Pero otra profecía bien fácil: no volverá.

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