"Los filipinos no somos capaces de distinguir" EL 30-N en Filipinas:  ¿Clamor por una revolución o un cambio de régimen?

Protestas en Filipinas
Protestas en Filipinas

"Varios sectores filipinos críticos organizaron en Filipinas una serie de demostraciones para protestar en contra el reciente escándalo de corrupción, en que varios aliados tanto de Marcos como de Duterte, están implicados"

"Los eventos de ayer contó con la presencia de varios prelados católicos, entre los cuales, el cardenal Virgilio David en las demostraciones de Manila, centradas en el Santuario de Edsa cerca de Quezon City y Mons. Alberto Uy"

"Desde que se desató el escándalo de corrupción relacionada con los proyectos fallidos o inexistentes de control de inundaciones, Filipinas está viviendo momentos tensos. Más que nunca la sociedad filipina está dividida"

"Desde los años tensos de la década de los setenta de los Marcos hasta el presente, los filipinos estamos condenados a protestar y protestar sin lograr las reformas deseadas y soñadas. Es que no somos capaces de distinguir entre una verdadera revolución y un mero cambio de régimen"

Varios sectores filipinos críticos tanto con el presidente Marcos Jr. como con el expresidente Duterte, ahora encarcelado en La Haya y representado por su hija, el vicepresidente Sara Duterte organizaron en Filipinas una serie de demostraciones para protestar en contra el reciente escándalo de corrupción, en que varios aliados tanto de Marcos como de Duterte, están implicados.

La serie de demostraciones tuvo lugar el día 30 de noviembre, domingo, primer domingo de Adviento, día de Andrés Bonifacio, el fundador del Katipunan que inició la revolución contra España en 1896 tras la muerte del que ahora es héroe nacional José Rizal. Dicha revolución, con la intervención de los Estados Unidos, puso fin al imperio español en oriente en 1898. Filipinas pasó a ser colonia norteamericana hasta su independencia el día 4 de julio de 1946.

Creemos. Crecemos. Contigo

Los eventos de ayer contó con la presencia de varios prelados católicos, entre los cuales, el cardenal Virgilio David en las demostraciones de Manila, centradas en el Santuario de Edsa cerca de Quezon City y Mons. Alberto Uy, en las demostraciones en la Ciudad de Cebú, en el Sur, frente a la Basílica Menor del Santo Niño de Cebú, frente a la cuna del cristianismo en estas islas y en Asia.

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La primera tanda de demostraciones, con la ´bendición´de los dirigentes católicos tuvo lugar el 21 de septiembre de este año, aniversario de la nefasta declaración de la Ley Marcial por el dictador Ferdinand Marcos, padre del dirigente filipino actual, en 1972. Marcos Sr. fue expulsado del poder tras la revolución, cuyo epicentro era Edsa, ahora un santuario de valor nacional y espiritual, el 25 de febrero de 1986. Treinta y seis años después su hijo fue elegido presidente del país, con el apoyo de los Duterte, ahora sus enemigos acérrimos. Desde Duterte se ha desatado una oleada incomparable de corrupción y violencia, la peor y la más nociva desde la dictadura marcosiana.

Desde que se desató el escándalo de corrupción relacionada con los proyectos fallidos o inexistentes de control de inundaciones, Filipinas está viviendo momentos tensos. Más que nunca la sociedad filipina está dividida.

Inundaciones en Filipinas
Inundaciones en Filipinas

El campo de Duterte pide la dimisión de Marcos mientras que los partidarios de este exigen la dimisión de la hija del exmandatorio Duterte quien había amenazado con muerte al presidente, a la primera dama y al primo carnal del presidente que entonces era el presidente del congreso filipino. Varios filipinos, de hecho, exigen la dimisión de ambos líderes por la inmensa oleada de corrupción sistémica y sistemática, la peor, según dicen, desde los años de Marcos Sr. Es un ciclo vicioso, un monstruo multicéfalo que sigue asomándose dentro de varios contextos y regímenes, incluso en los partidos o políticos contrarios al talante marcosiano y dutertiano, es decir, durante el mandato de los dos Aquino, Corazón (1986-1992) y el hijo de este Benigno (2010-2016). 

La elección de Rodrigo Duterte en 2016 podría interpretarse como la culminación de la desilusión generalizada contra las promesas fallidas de reforma de los Aquino, sobre todo a raíz de la revoluación de Edsa de 1986 cuando cayó la dictadura de Marcos.  Asimismo esta victoria marcosiana puso de manifiesto de manera contundente la pérdida de la influencia de los prelados católicos quienes también se vieron implicados en algunas alianzas no del todo limpias, con todos sus sinsabores, con los poderes imperantes.

Pero al parecer, el Cardenal David, en su discurso a los manifestantes, fue el portavoz de la iglesia católica, empezando con el episcopado filipino. Definió la postura momentánea de los católicos filipino de no pedir, por el momento, que dimita ninguno de las dos figuras principales, es decir, el presidente Marcos Jr. y la vicepresidente Duterte. En otras palabras, rechaza la postura radical de otros. Se ve que los organizadores y manifestadores del 30-N están divididos sobre esta cuestión crucial.

Manifestaciones en septiembre
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De momento, David, en nombre quizá de todo el episcopado filipino, ha insistido en la investigación de los casos de corrupción y en la rendición de cuentas de parte de los que los tribunales determinen como culpables en los recientes casos de corrupción en medio de la pérdida de vidas y propiedades a raíz de las inundaciones ocasionadas por las lluvias torrenciales y tifones de estos tristes trópicos.

La postura de David es prudente desde diversas perspectivas.  Sin embargo, falta la garra, es decir, falta un plan concreto o una medida concreta por si falla el sistema jurídico y legal en la investigación y el enjuiciamiento de los implicados. No tiene una advertencia, alerta y aviso si los esfuerzos judiciales fracasan. Y es probable que fracasen dado que en Filipinas la justicia se puede comprar. De hecho, hasta la fecha no se le ha acusado formalmente en los tribunales el que fuera presidente del congreso filipino, antiguo aliado de los Duterte y primo carnal del presidente Marcos Jr., Martín Romualdez que por este escándalo tuvo que dimitir mas sigue siendo una figura potente e influyente.

Por su parte, el arzobispo de Cebú hizo un llamamiento desgarrador propio de un pastor en vez de lanzar una postura. Gritó en Cebú con la mirada dirigida hacia la Basílica que custodia la antigua imagen del Santo Niño de Cebú, el icono cristiano más antiguo del archipiélago magallánico, traído por el mismo Magallanes y símbolo del nacimiento de la fe en Filipinas:´¿Cuándo fue la última vez que lloraron por el pueblo? ¿Ustedes tienen un corazón? ¿Ustedes tienen una conciencia? ¿Ustedes tienen un Dios?’ Son palabras que resuenan en el vacío histórica de conciencia colectiva que es Filipinas en que, irónicamente, se palpa la religión en cada rincón de estas islas pero no se viven colectivamente las enseñanzas morales de la misma.

Desde los años tensos de la década de los setenta de los Marcos hasta el presente, los filipinos estamos condenados a protestar y protestar sin lograr las reformas deseadas y soñadas. Es que no somos capaces de distinguir entre una verdadera revolución y un mero cambio de régimen. Dios nos libre de seguir volviendo a salir a las calles muchas veces inundadas para protestar, vocear, manifestar sin cesar cual un Sísifo.

Iglesia Filipinas
Iglesia Filipinas

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