Sendos informes desvelan "los abusos sexuales y el delirio colectivo" en El Arca y en 'L'Eau vive' Jean Vanier y los hermanos Philippe: la saga de los fundadores perturbados y abusadores

Jean Vanier y Thomas Phillippe
Jean Vanier y Thomas Phillippe le Arche

Pasó en vida casi por un santo, un hombre todo bondad, amigo de “los pequeños”, los discapacitados, creando una red de ayuda, acogida, un hogar para estas personas en el que también estaban implicadas las familias. Sin embargo, Jean Vanier, el fundador de El Arca, resultó ser un lobo con piel de cordero, “el discípulo más fanático” de otro fundador carismático, el dominico Thomas Philippe (1905-1993), al que demasiado tarde descubrieron en el Vaticano que se trataba, en realidad, de un personaje que “estaba gravemente perturbado mentalmente”

La investigación de Doctrina de la fe certificó que, “al menos desde 1942, Thomas Philippe había mantenido relaciones sexuales con mujeres a las que acompañaba espiritualmente, con justificaciones teológicas bajo un gran control espiritual. Estas mujeres, carmelitas, benedictinas, dominicas o laicas de L'Eau vive, tenían como principal rasgo común que todas estaban marcadas por un deseo muy fuerte de lo absoluto o en busca de una vocación

Con “una personalidad desestructurada e inmadura, propicia a fenómenos de control y dependencia", según señala el informe del Arca, en Doctrina de la Fe retratan a Jean Vanier como el "discípulo más fanático" y, cuando en 1956 Roma cierra L'Eau vive, Jean Vanier “vivió en varios lugares, solo, buscando siempre el contacto con su mentor”, hasta que fundó El Arca en 1964

La comisión identificó a 25 mujeres sometidas a Vanier. "Considerado a la vez como un profeta, un guía personal, un fundador clarividente, un hombre excepcional, pudo ejercer su autoridad en todas las esferas de la vida personal, espiritual y profesional de las personas, sin recurrir a la coacción"

Pasó en vida casi por un santo, un hombre todo bondad, amigo de “los pequeños”, los discapacitados, creando una red de ayuda, acogida, un hogar para estas personas en el que también estaban implicadas las familias. Sin embargo, Jean Vanier, el fundador de El Arca, resultó ser un lobo con piel de cordero, “el discípulo más fanático” de otro fundador carismático, el dominico Thomas Philippe (1905-1993), al que demasiado tarde descubrieron en el Vaticano que se trataba, en realidad, de un personaje que “estaba gravemente perturbado mentalmente”.

Ahora se han conocido los detalles gracias a los informes hechos públicos el 30 de enero por sendas comisiones independientes -una encargada por El Arca, la otra por los dominicos-, “creadas para esclarecer los abusos sexuales y espirituales cometidos por Jean Vanier y los hermanos Philippe” y que, según informa La Croix en una amplia información -de la que avisa que “hay algunos detalles que pueden impactar”- “revelan la asombrosa persistencia, durante décadas, de un núcleo sectario con creencias y prácticas místico-eróticas en el seno de la Iglesia”.

"Control, abusos sexuales, delirio colectivo"

“Estos dos informes revelan una historia aún más asombrosa de lo que podíamos imaginar”, señala el rotativo francés, que recoge los testimonios de los autores de los informes: "Algunos puntos son apenas creíbles”; "Lo increíble a veces es verdad". Y la verdad que ofrecen las casi 2.000 páginas de los informes hablan de "control, abusos sexuales, delirio colectivo, corrupción teológica de nociones en el corazón del cristianismo, desviación espiritual, manipulación, representaciones incestuosas de la relación entre Jesús y María...".

Jean Vanier
Jean Vanier

Los hechos se remontan a 1945, con la creación de L'Eau vive. “El padre Thomas Philippe, estrella ascendente de la orden dominica, funda un centro espiritual en Soisy-sur-Seine (Essonne), cerca del convento de estudios dominicos de Saulchoir. Lo que debía ser ‘una escuela de sabiduría’ pronto se convirtió en algo floreciente. Jóvenes de todo el mundo acudieron en masa, la élite católica gravitó hacia ella -Jacques Maritain, Charles Journet...- y el propio papa Pío XII apoyó la iniciativa”.

Las quejas de una laica y una novicia

Sin embargo, las quejas de dos mujeres a las que acompañaba espiritualmente, una laica y otra novicia, llegaron a los superiores del padre Thomas Philippe, quien en abril de 1952 fue llamado a Roma, por lo que la dirección de L'Eau vive “fue confiada a su hijo espiritual, Jean Vanier, mientras se abría en el Vaticano un proceso que duraría cuatro años. El 28 de mayo de 1956 se dictó la sentencia, la más grave antes de la destitución del estado clerical: el padre Thomas fue condenado a la deposición, ya no tenía derecho a celebrar los sacramentos ni a ejercer ningún ministerio”.

Funeral de Jean Vanier
Funeral de Jean Vanier

La investigación de Doctrina de la fe certificó que, “al menos desde 1942, Thomas Philippe había mantenido relaciones sexuales con mujeres a las que acompañaba espiritualmente, con justificaciones teológicas bajo un gran control espiritual. Estas mujeres, carmelitas, benedictinas, dominicas o laicas de L'Eau vive, tenían como principal rasgo común que todas estaban marcadas por un deseo muy fuerte de lo absoluto o en busca de una vocación. El Vaticano identifica cinco conventos implicados y una treintena de ‘iniciadas’, donde se realizaban unas ‘oraciones’", “en las que Thomas Philippe llegó a pedir a la iniciada que bebiera su esperma, diciéndole ‘beber así del Corazón de Nuestro Señor’.

Un aborto

En el curso de esas oraciones ocurrió lo que el informe de la comisión investigadora califica de “un elemento inédito y terrible, mantenido en el secreto de los Archivos Vaticanos, que los investigadores sacan a la luz pública”.

“Según su testimonio, contrastado por otros testigos, en 1947, el 8 de septiembre -festividad de la Natividad de la Virgen-, Anne de Rosanbo, miembro del círculo cercano a Thomas Philippe, se quedó embarazada. Este ‘estaba aterrorizado y desesperado, porque creía que la Santísima Virgen, en virtud de la naturaleza de lo revelado en su secreto, impediría la concepción. Se hizo de manera que el niño naciera muerto’. Más grave aún, a este aborto se le da un ‘significado’ místico, todas las iniciadas fueron ‘invitadas a venerar al niño muerto como algo sagrado, por el secreto de la Santísima Virgen’".

Jean Vanier descubre su 'vocación'

Tras la marcha forzosa de Thomas Philippe a Roma en 1952, Jean Vanier, fue nombrado para sucederle al frente de L'Eau vive. Tiene 24 años, y había ingresado en el centro dos años antes para discernir su vocación tras dejar la Marina. “Sin embargo, pocos meses después, como él como él mismo relataría en 2016 tras una primera denuncia ante El Arca, fue en junio de 1952 cuando una de las mujeres cercanas al padre Thomas, Jacqueline d'Halluin, de 26 años, le introdujo en la intimidad de las prácticas sexuales del grupo. Fue una experiencia que describió como ‘fundadora para él’, ‘en el origen de su vocación, de su elección de vida’".

Jean Vanier, fundador de El Arca
Jean Vanier, fundador de El Arca

Con “una personalidad desestructurada e inmadura, propicia a fenómenos de control y dependencia", según señala el informe del Arca, en Doctrina de la Fe lo retratan como el "discípulo más fanático" y, cuando en 1956 Roma cierra L'Eau vive, Jean Vanier “vivió en varios lugares, solo, buscando siempre el contacto con su mentor”, hasta que fundó El Arca en 1964.

Lógica sectaria 

“Ahora bien, un elemento asombroso señalado por la comisión, la aventura junto a las personas discapacitadas nació del proyecto del pequeño grupo de reunirse en torno al padre Thomas, el ‘escudo’ ideal para su reencuentro”, señala el informe, que añade: "Hay una lógica sectaria en la fundación y, al mismo tiempo, el proyecto de vivir con personas discapacitadas encuentra en ellas una intuición profunda y sincera. Se van a sentir abrumados por lo que ellos mismos han fundado". 

Así continúa en la sombra lo que la comisión de investigación describe como "una secta oculta en el seno de la Iglesia ‘para designar al núcleo de hombres y mujeres que, de forma secreta, aseguran la continuidad’ con L'Eau vive y sus prácticas místico-sexuales. El inesperado éxito de El Arca y la creciente aureola de Jean Vanier les protegen. Él mismo acompaña cada vez a más personas y, en el caso de un buen número de mujeres, desplaza progresiva y hábilmente el acompañamiento espiritual hacia las relaciones sexuales bajo control. Jóvenes, monjas, solteras o casadas, miembros o amigas íntimas de El Arca, en una fase complicada de su vida o en una gran búsqueda espiritual...”.

Autoridad basada en la sumisión

"La relación de autoridad legítima en la que Jean Vanier forma a los miembros de El Arca se basa en su sumisión (amorosa, confiada e iluminada)", señala la comisión, que apunta los elementos que constituyen el control: "Fascinación colectiva por la figura profética y la autoridad carismática, interconexión de las esferas de la intimidad, la vida privada y la vida profesional, espiritualización omnipresente y personalización del poder".

La comisión identificó a 25 mujeres sometidas a Vanier. "Considerado a la vez como un profeta, un guía personal, un fundador clarividente, un hombre excepcional, pudo ejercer su autoridad en todas las esferas de la vida personal, espiritual y profesional de las personas, sin recurrir a la coacción". De esa confusión en la que han estado sumidas, tardarán años en salir, según los expertos.

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